Presión del público, prensa y auspiciantes sobre la Selección

No es fácil estar en cuero de los futbolistas del seleccionado argentino. Presión por parte de los «cancheritos» del micrófono y las cámaras, es decir, del sector de la prensa que tiene serios intereses económicos gracias a los auspiciantes y accionistas de las corporaciones donde trabajan. Presión por parte de los patrocinadores, quienes invierten millones de dólares en el equipo y en sus futbolistas, y luego, como frutilla del postre, la presión de un público que quiere ver a ese conjunto de superestrellas ganar y estar en lo más alto.

Messi, Dybala, Di María, Higuaín y compañía no paran de anotar sin parar en los países donde juegan, pero cuando llegan a la Selección no andan ni para atrás. La cuestión es clara; no se recuperan del cansancio y el estrés de haber disputado un encuentro de alta competición, luego viene cambio de horario, de clima, algo que les afecta el metabolismo, y  finalmente, el estilo de juego.

Muchas veces, los jugadores no se paran en la cancha de la misma manera que lo hacen en sus equipos, ya que cambian los compañeros y el estilo del entrenador generalmente es otro.

Luego aparecen los intereses creados para «apurarlos» para que ganen porque sino comienzan a llover multas millonarias por parte de los «sponsors» por no cumplir con los objetivos pautados. Tras llovido, mojado, porque aparecen los «sabihondos» de la televisión, empleados de las multimillonarias corporaciones arengando al público en contra del equipo si este no gana, ahora cuando gana, los convierten en «dioses» siempre porque les convienen.

La eliminación de Argentina de Rusia 2018 hubiera significado arriba de 1.000 millones de dólares de pérdida, sumando todo lo que genera este equipo dentro y fuera de casa.

TV Globo de Brasil cubrió la previa de Ecuador-Argentina en Quito, y le preguntaban al público local ¿por qué iban a ver a una selección eliminada?, y los ecuatorianos decían: «venimos por Messi». Imaginen lo que es este ídolo en un mercado asiático compuesto por millones de consumidores, en la propia Argentina, en Brasil, en México o en una rica Europa.

Vean que en 2012 estuvimos haciendo una encuesta en San Pablo y Curitiba, justamente para esta fecha, y chicaneamos con una supuesta final del Mundial 2014 entre Argentina y Uruguay. El 65 por ciento del público iba a mano de Argentina, en general, mientras que el público menor de 18 años, en un 80 por ciento prefería a la albiceleste por la idolatría por Lionel Messi.

Para la final de final de Francia 1998, quien se descompensó, con convulsiones y todo, horas antes del juego ante los galos, fue el brasileño Ronaldo, quien en su momento alegó que sí sabía que la fama era esto, no me hubiera dedicado jugar al fútbol, a un programa brasileño.

Lo malo de todo esto es que pagamos justos por pecadores porque los futbolistas de la selección no hablan con la prensa.

Por fortuna, Ecuador no jugó en serio el partido ante Argentina, por estar eliminado y para peor el entrenador Jorge Célico (argentino también), Michael Arroyo y Antonio Valencia, estaban suspendidos.

Rusia y las multinacionales tendrán, para fortuna de ellos, a Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar, Messi, Cavani, Pogbá y otros tantos más que valen decenas de millones de dólares. La afición, que es la que aporta todo ese dinero, feliz de la vida porque podrá ver a esa constelación en la cancha.

Marcelinho

@lostribuneros

 

 

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