Por primera vez en su historia, Argentina no jugó un Mundial. Fue para Francia 1938, pero no quedó marginado en la cancha, sino que vivió una novela de líos con la FIFA que derivó en su lamentable ausencia.
Argentina había presentado junto a Francia y a Alemania la candidatura para organizar el tercer Mundial. En una visita oficial a Buenos Aires, el presidente de la entidad madre y creador de la Copa del Mundo, Jules Rimet, les había insinuado a los dirigentes de la AFA que el país tenía chances de ser la sede. Sin embargo, algunos directivos galos como Hénri Delaunay (luego secretario de la FIFA) y el ex mandatario Robert Guérin hicieron campaña para que Francia fuera la anfitriona. Rimet estuvo convencido de la propuesta, igual que los miembros encargados de la elección, por mejor infraestructura y transporte, además de varios estadios. Y en un congreso durante los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, Francia ganó nomás la sede.
Obviamente, la AFA estaba que hervía. Con mucho enojo por el cambio de opinión y la no alternancia de continentes sede, le pidió a la FIFA que la incluyera en el torneo sin jugar eliminatorias, teniendo en cuenta su nivel deportivo. La entidad accedió, pero fueron los clubes (como pasa hoy) que presionaron para no ceder a sus jugadores. La AFA debió declinar y no se presentó. Y la Selección se perdió de ser candidata al título, con genios como Sastre, De la Mata, José «Charro» Moreno, Varallo, Peucelle, Bernabé Ferreyra, Lazzatti, el «Chueco» García, Pedernera, Cherro, Guaita, Minella.
Diego Martín Yamus.
diegoanita@hotmail.com.ar
@lostribuneros