El vicepresidente de Newell’s, Cristian D’Amico, sufrió disparos de arma de fue en su vehículo. Las autoridades de Rosario admitieron que hubo una balacera.
«Acá hubo un atentado contra la vida de D’Amico. Disparar con un arma de fuego hacia un vehículo no es amedrentar. Fue un ataque directo», expresó la autoridad policial, quien confirmó en declaraciones a la emisora LT8 que el vehículo en que viajaba el dirigente recibió «dos o tres impactos de balas», pero que se secuestraron al menos «una decena de vainas servidas».
El jefe de los investigadores señaló además que «no hubo una persecución. Lo tomaron por sorpresa, según declaró la víctima. El ataque ocurrió en unos instantes. D’Amico sale en busca de auxilio hacia el móvil policial que estaba apostado por (avenida) Pellegrini a unas tres o cuatro cuadras del lugar del ataque. El vehículo en el que iban los atacantes tomó otra dirección».
«La camioneta sólo tenía un balazo al lado de la puerta izquierda y otro en el vidrio del conductor, que no estalló», constató esta mañana el fotógrafo de Télam en Rosario, quien tomó anoche las imágenes del vehículo atacado, 20 minutos después del atentado.
«Lo salvó que es un vehículo nuevo, que pudo acelerar y escapar, y que el otro auto era viejo y no pudo alcanzarlo», explicó el comisario Corbellini.
El ataque ocurrió en Montevideo y Valparaíso hasta Servando Bayo y el pasaje Roldán , durante dos cuadras y media, cuando D’Amico conducía su camioneta Chevrolet S10 blanca y junto a él viajaba su pequeño hijo, de 10 años, al que había pasado a buscar minutos antes del complejo de fútbol infantil Malvinas Argentinas.
Según informó a Télam el presidente de Newell’s, Eduardo Bermúdez, «a D´Amico lo venían siguiendo con maniobras raras, él se dio cuenta y aceleró, quisieron encerrarlo y le tiraron como 20 balazos, menos mal que pudo escaparse, pero estaba muy shockeado por el momento que tuvo que vivir con su hijo».
D´Amico salió del Complejo Malvinas Argentinas, ubicado en Vera Mujica y Zeballos, en el barrio Parque, por Zeballos hacia el oeste, con rumbo a su casa en un country de la vecina ciudad de Funes. A la altura de Valparaíso vio que lo seguían desde un viejo Renault Clío gris y dobló por Servando Bayo hacia el sur, pero a la altura del pasaje Roldán recibió una veintena de balazos, aunque en principio sólo tres pegaron en la carrocería y los vidrios blindados de su camioneta, con la que escapó raudamente.
Por su parte, el ministro de Seguridad de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, calificó el ataque como «artero, vil y cobarde. Esto nos molesta profundamente. Nos indigna y nos solidarizamos con D’Amico. Vamos a poner todos los recursos policiales a disposición para dar con estas mafias que hay que erradicar del fútbol y de la sociedad santafesina».
«Estos hechos tienen que ver con negocios ilegales que llevan adelante los violentos vinculados a los clubes del fútbol», afirmó el funcionario.
«Nos pusimos en contacto con el fiscal Regional Jorge Baclini para dar con los responsables y llevar adelante una profunda investigación. En el Estado santafesino le declaramos la guerra a los violentos», aseveró.
El ataque que sufrió D’Amico se suma a las balaceras que se produjeron en el domicilio del secretario del club y enlace con la barra brava «rojinegra», Claudio «Tiky» Martínez, así como a las amenazas con armas de fuego que sufrió un policía que custodiaba el edificio donde vive el dirigente de la entidad, así como el atentado explosivo contra el estadio de Newell´s la noche siguiente a la que Martínez retornó al cargo, tras una licencia por los primeros atentados.
El 7 de junio último, Martínez se reunió en el club con el fugaz jefe de la barra brava, Matías «Cuatrerito» Franchetti, y cuando éste salió fue asesinado a balazos en la vereda del Estadio Coloso Bielsa, frente a la puerta 6, cuando caminaba junto a otros dos jefes de la barra, el «Chivo» Nelson Saravia y el «Cabezón» Maximiliano Larroca, según denunciaron familiares de la víctima fatal.
La noche del 26 de junio, el propio Larroca, quien también se habría reunido con Martínez, fue asesinado a balazos cuando bajó de su auto en la avenida Pellegrini al 5.300, esquina Camilo Aldao, a unas 20 cuadras del estadio «rojinegro» y a sólo una de la esquina hasta la que anoche llegó D´Amico a pedir auxilio a los policías de un patrullero apostado en Pellegrini y Felipe Moré, junto a las vías del Ferrocarril Belgrano.
La investigación sobre el ataque a D’Amico quedó a cargo de la fiscal Verónica Caíni.
Télam
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