Furia e indignación en filas de Estudiantes de La Plata. El equipo quedó eliminado de la forma más desagradable de la Copa Libertadores, hecho que les impidió llegar a las semifinales; Athlético PR les ganó con un gol en el minuto 96, dejándolos sin chances de nada. El gol, según la gente estudiantil fue viciado de nulidad, además, reclaman un gol anotado que fue anulado por el VAR.
Athlético lastimó. El Furacao da Baixada (Huracán de la Bajada) se mandó una brasilerada en la ciudad de La Plata al ganar un partido que no merecían. Los atleticanos se tiraron atrás todo el partido, jugaron con la ansiedad de Estudiantes y pegándole de punta y para arriba, agazapados, administaron energías para quemar las naves en la recta final.
Faltaban 10 minutos para concluir la brega. Furiosos estaban los pincharratas porque el referí uruguayo Andrés Matonte en el minuto 17 de la complementaria anuló un tanto de Luciano Lollo, mediante el VAR, por una interferencia en el tanto. Es decir, que cobró posición adelantada porque la pelota que rebotó en el poste y que fue recogida por el mencionado elemento marcadon el gol, pero, un compañero suyo interfería y molestaba al arquero del Athletico.
En el final, cuando el equipo dirigido por ‘Felipao’ Scolari, campeón del Mundial de Corea del Sur – Japón 2002, comenzó a ganar terreno aprovechando el desgaste tanto físico como emocional de Estudiantes, para presionar, buscar y, por lo menos, sacarlos de su campo para forzar los penales.
El hecho es que los atleticanos tienen gol, son picantes arriba y, justamente, cuando el tiempo expiraba, en el sexto minuto de descuento, cuando duele, apareció Vitor Roque para mandarla a guardar.
Hinchas de River que sangran por la herida trazaron un paralelo con el gol anulado a Matías Suárez contra Vélez que pudo haber generado el empate en la serie, sin embargo, acá se nota, por donde lo mires, que atacante del conjunto de la Rua Buenos Aires, no tocó el balón con la mano.
La victoria del conjunto curitibano fue inobjetable. Medios argentinos lloran, gritan, patalean, venden humo, pero lo concreto es que acá hubo varios ojos mirando diferentes pantallas, diferentes ángulos. Un poco de respeto por el cuerpo arbitral no estaría mal.