El fútbol uruguayo, ese rincón del planeta donde el clásico es menos un partido de fútbol y más una película de terror distópica financiada por la indignación, nos regaló otra joya de la épica barata. La final de ida de la Liga AUF entre Peñarol y Nacional, en el coqueto (y caótico) Campeón del Siglo, terminó 2-2, pero el resultado es lo menos interesante de esta postal de la desorganización charrúa.
Lo que vimos fue la confirmación de que en Uruguay, el VAR se usa con la misma precisión que un paraguas en un estadio: totalmente prohibido, pero indispensable para la polémica.
🎢 Un Guion de Hollywood, Escrito por un Árbitro Distraído
El arranque fue un manual de cómo no jugar una final. Nacional, con la astucia de un cazador furtivo, se puso 2-0 arriba gracias a los gritos de De los Santos y el oportunismo de Carneiro, que ni tuvo que esforzarse para aprovechar la defensa aurinegra, que parecía estar pensando en la revancha.
Pero como en toda telenovela de bajo presupuesto, la «rebeldía» (o la vergüenza) de Peñarol apareció justo a tiempo. Matías Arezo, con un remate potente que parecía gritar «no me merezco esta defensa», descontó antes del descanso. Y en el complemento, Leonardo Fernández (la única neurona activa del mediocampo), clavó el 2-2. Remontada épica, sí, pero con gusto a «no me pidas que juegue así en la vuelta».
🚩 El Árbitro: Javier Burgos, el Enemigo Público Número Uno
Aquí es donde la crónica se vuelve ácida. El señor Javier Burgos fue el encargado de ponerle pimienta (o arsénico) al plato. El clásico uruguayo no es clásico si el arbitraje no deja a ambos equipos al borde del infarto y a la directiva con ganas de renunciar.
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La Patada de Méndez (el «No-Roja» de Nacional): El pobre Méndez le hizo un cariñito a Carneiro que merecía el estudio de la NASA, pero Burgos sacó una amarilla, esa tarjeta que es como un «dale, pibe, la próxima no te quejes». Nacional pedía sangre y fuego; Burgos les dio un pañuelo.
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Las Manos de Coates (el «No-Penal» de Peñarol): Peñarol, por su lado, se hartó de ver cómo Sebastián Coates usaba su brazo como un escudo vikingo. Dos veces. El VAR, esa tecnología de punta, decidió que las manos estaban «pegadas al cuerpo» o que, simplemente, en este clásico se juega al fútbol playa.
La expulsión de Méndez (por doble amarilla) y la de Villalba (por «protestas arbitrales», que en realidad fue un grito de auxilio) son apenas anécdotas en este festín de errores.
🐒 Tribunas, Tuits y la Misión Suicida
Mientras los jugadores se peleaban en el campo, el público ofrecía un espectáculo digno del Tercer Mundo. Retrasos por incidentes, gente trepando alambrados, paraguas (¡paraguas!) en un lugar donde están prohibidos… La AUF, con la seguridad de la FIFA, se prepara para el gran castigo: una multa y quizás un cierre parcial de tribunas. Una solución tan uruguaya como el mate.
En redes, la cosa fue más divertida. El «clima de gastada» y los memes demuestran que, al final, la hinchada se ríe del desastre. Los de Peñarol celebran la «garra» del empate; los de Nacional, que siguen invictos en la casa del rival. El presidente aurinegro, Ignacio Ruglio, acusando a los tricolores de «distorsionadores seriales» (un título que en el fútbol charrúa le cabe a cualquiera), completó el circo.
🔮 Conclusión: La Venganza se Servirá Fría… y en el Parque
El 2-2 es un resultado que no deja a nadie conforme. Peñarol se salvó de la derrota y Nacional no supo matar al moribundo. La serie queda abierta y explosiva para la vuelta en el Gran Parque Central.
Lo único seguro es que el próximo partido tendrá: 1) más polémicas arbitrales, 2) más reclamos en los medios y 3) la misma sensación de que el fútbol uruguayo es esa tía simpática que siempre llega tarde a las citas, pero trae la mejor anécdota.
¿Qué nueva locura nos deparará el arbitraje en el Gran Parque Central?
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