El popular equipo charrúa está asediado por la posibilidad de caer a la segunda categoría del fútbol de Uruguay por primera en 125 años de historia. Hizo una renovación en su equipo y hasta piensa en ganar su sexta Copa Libertadores.
Los «manyas» terminaron un año para el olvido. Víctima de energúmenos que dicen identificarse con los colores, que, además, conspiraron a lo largo del 2016 contra la institución, logrando que pierdan puntos claves desde el escritorio a parte de los perdidos con justicia dentro del campo de juego. Han hecho una vuelta de página.
Peñarol, el equipo más popular de Uruguay, está entre la espada y la pared, y hasta fue víctima, si se quiere, de una chicaneada del Diario Olé, de nuestra capital, quien lo comparó con River Plate y hasta habló del «Fantasma de la B»
El club nacido en 1891, de origen ferroviario, no tiene punto de comparación con ese equipo millonario que nos dejó atónitos a todos ese junio de 2011 cuando perdió la categoría, ya que la institución millonaria era cascoteada por su propia directiva y barra brava, quienes lo depredaron.
Si bien el economista Juan Damiani, presidente del club, se ha convertido en el centro de las críticas por sus desaciertos en los deportivo, esta vez ha oído a su falange e hizo una renovación total, incluyendo al entrenador.
Los carboneros trajeron futbolistas de cierto renombre a nivel doméstico, y otros no conocidos en el contexto internacional, pero que resultan interesantes.
El objetivo del elenco amarillo y negro a bastones, además de zafar con holgura del descenso, es arrasar con la Copa Libertadores y el torneo local.
Querer es poder. Veamos si hay voluntad de controlar a sus peores enemigos: un sector de la barra brava.
@lostribuneros