Qué hermosa manera de sacarse la bronca tanto para el entrenador de Peñarol, Mauricio Larriera, como para el hincha. Los ferroviarios arrancaron el Torneo Apertura de la pero manera porque cayeron con Fénix, luego vino Defensor Sporting (rival clásico también pero en menor escala) que les ganó, para tampoco salir airosos ante el viejo clásico Albion, con quien llevaban 108 años sin jugar; Nacional fue el punto de inflexión, era ganar o dar por perdido el torneo porque es corto, son apenas 15 fechas.
Esta vez Peñarol hizo lo que debía hacer, supo pegarle a quien debía pegarle, para poder levantar su autoestima y ponerse en carrera en el torneo, quitando temporalmente del camino a su archirrival que es gran candidato a quedarse con el título por la grandeza y popularidad que tiene.
En la cancha se vio lo que se esperaba, un partido friccionado, donde tuvo momentos de buen fútbol, de altas pulsaciones, con un final que tuvo de todo.
Pablo Ceppelini abrió para el viejo carbonero, de penal, cuando apenas había pasado la primera mitad, hecho que obligó a Nacional a adelantarse en la cancha que, para mejor, contó con la expulsión del propio Ceppelini en el minuto 38, para ganar mayor espacio en el campo y poner al mirasol en un arco.
Peñarol tiene la ventaja de tener futbolistas experimentados y otros no tanto pero con una calidad de aquellas, tales como el «Vasquito» Aguirregaray y el «Mota» Gargano que metieron en la cancha todos sus años de batalla, mientras que Canobbio y Ceppelini pusieron el toque que se necesitaba.
Mientras los tricolores de manera desprolija buscaban el arco de Kevin Dawson, el rival buscaba la salida de contra. El «Puma» Gigliotti aportaba su experiencia y habilidad dentro del área, pero, justamente, a falta de ocho minutos fue a colaborar en la defensa, derribando a un futbolista del manya, viendo su segunda amarilla que derivó en roja.
Nacional avasallaba a puro pelotazo, muchos de ellos cruzados al área buscando algún cabezazo o algún rebote, pero la zaga peñarolense se la bancó bien. Incluso, cuando tuvo la chance de rematar al bolsilludo, el referí tontamente marcó una falta en el área a favor de Peñarol cortando un posible mano a mano entre un atacante y el arquero nacionalófilo.
En conclusión Peñarol ganó bien por astuto, disciplinado y por la garra que vienen poniendo en los clásicos desde 1900 cuando todo comenzó. La tabla histórica marca que el mirasol es el amo y señor pese a haber vivido un bajón entre 2000 y 2015.
Ahora los mirasoles van a la caza del puntero Montevideo Wanderers que dejó sin invicto al Liverpool, y es líder en esta cuarta jornada.