Peñarol bailó a Nacional en las tribunas

El Torneo Apertura de Uruguay arrancó con una «goleada» del carbonero en cuanto convocatoria; 23 mil entradas, con temporal incluido, vendieron los aurinegros, mientras que sus vecinos de enfrente apenas 4.500 el día anterior.

Tiempo frío y lluvioso debió encarar la afición de Peñarol para ver debutar en el Uruguayo al equipo de sus amores que, en el Campeón del Siglo, esperaba a El Tanque Sisley. Los mirasoles jugaban un partido más que especial dado que comenzaron el torneo con la espada de Damocles sobre su cabeza por su bajo promedio en el descenso. No obstante, la directiva trajo un entrenador de prestigio como lo es Leonardo Ramos, quien a su vez, sumó jugadores de jerarquía. Todos esos condimentos alimentaron el espíritu del pueblo «manya» que contra el viento y la marea acompañó en gran número. Imaginamos que si el tiempo hubiese acompañado, el estadio estaría colmado de punta a punta.

Nacional, por su lado, es el campeón defensor del Uruguayo, e hizo su debut en el Estadio Centenario dónde fue visitante, entre comillas, de Juventud de Las Piedras, equipo que si lo trasladamos al fútbol argentino, sería como si a Gimnasia o Estudiantes, y salvando las distancias, lo hubieran hecho jugar con River o Boca en Vélez. Increíblemente, el público nacionalófilo dio las espaldas y nada más que 4 mil aficionados aportó, dado que los restantes 500 eran del equipo «pedrense».  El gran argumento, y nos parece totalmente real, fue que el equipo de Juventud puso las entradas a un precio exorbitante para que, justamente, no vaya público del «visitante».

Vale señalar que el fútbol uruguayo es metropolitano, aunque colegas nuestros han puesto el grito en el cielo cuando hemos manifestado estas palabras, pero de los 16 que juegan en Primera, 14 son montevideanos y apenas el Juventud y el Plaza Colonia son del interior.

Otra perlita del partido en que Peñarol goleó a El Tanque Sisley 4-0, fue que gran parte de la hinchada radical se quedó afuera del encuentro ya que la directiva mirasol optó por utilizar el derecho de admisión. Un centenar de barras no entraron al Campeón del Siglo y hubo banderas cabeza para abajo con mensajes intimidatorios al presidente del club Juan Damiani y hasta un silencio por parte de quienes tocan los bombos durante la primera parte.

«Esta hinchada no tiene contrato«, decía una bandera. Otra rezaba: «Damiani la asonada la armó tu comisión de $eguridad» y la última tenía escrito: «cuando hay elecciones nos llaman».

@lostribuneros

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