El gran capitán del equipo charrúa se había conmovido tras vencer a los brasileños en el mismísimo estadio Maracaná por la final del Mundial de 1950. Sintió el impacto del triunfo y hasta llegó a decir que si sabía lo que iba a suceder, hubiera preferido perder.
Brasil, ese mismo país que vio a su equipo de fútbol perder ante Uruguay en 1950 y que 64 años después volvió a llorar tras el 1-7 de los alemanes en Minas Gerais, por primera vez sonríe porque ganaron los Juegos Olímpicos, único título que les faltaba.
Varela decía: «Vi gente abandonar Maracaná cabizbaja, llorosa, sin palabras, como si regresaran después del funeral de un padre amado. Vi una nación derrotada… más que eso vi una nación sin esperanza».
Ahora, parece que el «Negro Jefe» les dio una manito desde allá arriba junto al pobre Barbosa, quien fue condenado a cadena perpetua por recibir los goles uruguayos, y desviaron dos pelotas de gol alemanas que terminaron en el travesaño.
Brasil esta vez llora, pero lo hace de alegría. Imaginamos a Barbosa estrechando su mano con Obdulio Varela.
@lostribuneros