El crack brasileño pasó de la idolatría al mundo de los reproches; la verdeamarela la pasa mal en los JJOO, además, tienen la sangre en el ojo tras el fracaso del Mundial 2014.
Apenas treinta hinchas fueron a despedirse del equipo al hotel donde la selección brasileña se hospedaba en Brasilia desde el 31 de julio. La «Canarinha» jugó dos veces en la capital brasileña por estos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, cosechando dos empates sin goles que podrían dejarlo marginado de la competición.
Despareció la multitud que lo ovacionaba; los «fanáticos» ni fueron a alentarlo. Apenas se notó la presencia de los empleados del hotel que hacían un cortejo y un pequeño grupo de personas que lo aplaudían, sin embargo, otro pequeño grupo optó por abuchearlo y gritarle improperios hasta que subió al ómnibus que los transportó al aeropuerto rumbo a Salvador, capital de Bahía para jugar el último compromiso por la zona de grupos. De vencer a los daneses seguirán en los JJOO.
Brasil fracasó en el Mundial de 2014, que ellos mismos sedearon. Sufrieron diez goles en dos encuentros (7-1 con Alemania y 3-0 con Holanda). Los brasileños han demostrado que sus heridas aún están abiertas.
@lostribuneros