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Los seis goles de River Plate por Copa Libertadores en pleno Parque Central que eliminaron a Nacional, fomentaron la creatividad de los directivos para buscarle la vuelta y no presentarse a jugar la final del Torneo Intermedio ante el Montevideo Wanderers.
Basado en experiencias viejas, como la Fuga de 1949, o la catarata de goles de 1987 cuando Progreso les ganó 6-1, y cuando Defensor en el Franzini pintaba para golearlos también, hicieron suspender el partido al propinarle una pedrada al juez de línea llamado Eduardo Germán.
Los tiempos han cambiado. Hay Internet y en fracción de segundos todo se sabe a nivel mundial. Entonces, aprovecharon que un empleado del club se contagió de Covid-19, para buscar la vuelta legal y no jugar la final, donde seguramente harían otro papelón como ante Livepool y Rentistas, logrando zafar de una.
Nacional al ser el segundo más popular de Uruguay, detrás del popularísimo Peñarol, es una suerte de «nene mimado» de ese país. Cuando los arbitrajes no les favorecen, hacen berrinches tales, como invadir la Asociación Uruguaya de Fútbol.
Vale señalar que los demás clubes, al tener apenas el 19% de la popularidad, muchas veces se convierten en rehenes de los poderosos, como en este caso Nacional.
Entonces, ahora, mediante un cuestión legal, los bolsos, una vez más, pegaron el gallinazo y patearon la final para enero del 2021.
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