La «Pulga» hizo una gran Copa América y no es fácil jugarla. Ni Maradona fue capaz de brillar en este certamen.
Mucha gente, despechada, dice que Messi no tiene sangre en sus venas y que Maradona es único, pero lo que ignorar es que al «Diego» le pasó lo mismo.
El «10» jugó la Copa América de 1987 en su casa, y ahí mismo, vio como Uruguay los sorprendía con un gol de Alzamendi y días más tarde les daba la vuelta olímpica. Luego, en 1989, volvió a ser víctima de los uruguayos, quienes lo dejaron afuera en el Maracaná.
Lío nunca «arrugó» ni dejó de ser el líder del equipo; fue al frente y empujó como pudo. La «pata» fuerte del rival, las jugadas rudas y las feas faltas no lo amedrentaron. Fue marcado por un «perro de presa» otros «guardianes» que no le dejaron mover. Sus compañeros fueron incapaces de aprovechar las marcas que éste robaba para sorprender al rival, salvo a Paraguay.
@lostribuneros