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Perder una final deja fastidios, reproches y replanteos en el perdedor, claro, cuando perdés luchando, pero cuando te pintan la cara y te llenan la canastita la cosa se pone espesa.
Justamente, el villano de esta historia es nada menos que el Muñeco Gallardo, protagonista de una verdadera masacre deportiva en Santiago del Estero donde su River Plate destrozó 5-0 a Racing por la final de la Supercopa Argentina. Esto convirtió a Avellaneda en un verdadero infierno, y la sede de Racing está que explota.
Juan Antonio Pizzi, flamante entrenador académico es el blanco de las críticas, y dejando en claro de que es más de lo mismo. Dio la cara, se hizo cargo de la derrota como si fuese el único que jugó el partido. Por otro lado, el «Mago» Capria, histórico de Racing, firmó un contrato para colaborar en el área de fútbol y en una claúsula especificó que no puede ser elegido como director técnico sustituto de Pizzi, en caso de que este se marche.
El hecho es que el pobre Pizzi, con unos pocos partidos al frente de la Academia, está a 90 minutos de dejar de ser el técnico. Las cabezas del presidente Víctor Blanco, el Mago Capria y varios jugadores está a punto de rodar.
El lunes los académicos juegan ante Rosario Central. En caso de que no haya una victoria seguramente Pizzi engrosaría la lista de entrenadores desempleados.
@lostribuneros
