Los números ayudaban a Boca Juniors. Debían ganar, ganar y ganar y rezar por un tropiezo de River Plate que no se daba. Sin embargo el Defensa y Justicia de Hernán Crespo encendió la luz de la esperanza cuando puso al Halcón arriba, no pudiendo sostener el resultado, pero, al menos, sacando un alentador empate del Monumental.
Boca que cumplía con sus obligaciones, debía volver a ganar en casa el sábado por la noche ante el Gimnasia y Esgrima de Diego Maradona y rogarle a todos los dioses para que River no le gane al Atlético, en Tucumán.
El Ruso Zielinski es el preferido de los boquenses porque tiene el antecedente histórico de haber mandado al Millonario a la “B” hace casi nueve años. Las fichas estaban puestas, entonces, en el Ruso.
Un River nervioso se notó en el José Fierro. El Muñeco Gallardo no tenía buena cara. En su mirada se notaba miedo, fastidio, bronca. El Decano jugó a estadio lleno y el impulso de su falange lo llevó a jugar para ganar.
Javier Toledo hizo estallar a dos estadios al mismo tiempo; el José Fierro se llenaba de júbilo por el gol de su equipo, pero, simultáneamente, fue La Bombonera la que estalló al enterarse de la conquista del elenco tucumano.
River bregó y encontró el empate en el minuto 35 por medio de Matías Suárez, dejando todo en puntos suspensivo.
Boca no encontraba el gol. River tampoco. Esa combinación de resultados dejaba al Millonario como campeón por primera vez de la Superliga.
Los Xeneizes sufrían. No lograban meter su ansiado gol, y para peor, Gimnasia atacaba y hacía trabajar a Esteban Andrada.
De pronto llegó la noticia a Tucumán como una bomba: Gol de “Carlitos” Tévez en el minuto 73 y ahora a rogar que Atlético sostenga el empate o gane.
River con más orgullo que fútbol avasalló al local. Gallardo se la jugó y puso en la cancha al Juanfer Quintero y sacó al defensor Javier Pinola. Lucharon, lucharon pero el gol no llegó.
Había ganado ya Boca Juniors 1-0 y esperaban en silencio y cruzando los dedos el pitazo final en Tucumán que les dé el título.
De pronto, la gente desde sus celulares oyó el “empató River” y La Bombonera se convirtió en un carnaval.
@lostribuneros