El polémico entrenador lusitano, José Mourinho, fiel a su estilo, encontró rápidamente una excusa para justificar la derrota de su equipo por la final de la Supercopa ante el Bayern Munich. El ex Real Madrid acusó al árbitro Jonas Eriksson de haberlos perjudicado a expulsar al brasileño Ramires y así favorecer al conjunto germano.
Praga, 30 ago (EFE).- El técnico del Chelsea, José Mourinho, mostró hoy una gran decepción tras perder la Supercopa frente al Bayern de Múnich en la tanda de penaltis.
«Estoy muy decepcionado. En mi opinión, el mejor equipo perdió. Pasa a veces en el fútbol y esto es aceptable porque es fútbol», dijo el luso.
Mourinho arremetió contra el árbitro sueco, Jonas Eriksson, y le achacó haber «matado» la final al sacar la segunda cartulina amarilla al brasileño Ramises, lo que supuso su expulsión.
«Sí, fue una segunda tarjeta, pero no se hace nunca de esa manera. Habría que apercibirlo, usando el inglés de caballeros. No es nuevo para mi», lamentó.
Y prosiguió: «Los que sentimos, los que vivimos en el fútbol, tenemos una regla muy importante: la pasión. Si estás enamorado, no matas una final con una segunda tarjeta», explicó portugués.
El técnico de los Blues recordó su «experiencia fantástica jugando con diez en partidos de UEFA» e ironizó sobre la posibilidad de «entrenarlos así, para marcar gol», tras explicar que los suyos habían dado todo de sí y acabaron extenuados.
En ese contexto, recordó las veces que jugó con diez jugadores contra el Barcelona: en el Chelsea, en el Inter y en el Real Madrid y «aquí otra vez», para concluir con un «analiza y traza tus conclusiones».
También sobre el árbitro, señaló que «hubo muchas tarjetas» y que «estaba encantado de añadir minutos» por lo que «nunca vi que el partido se acabara. Y el gol de Martínez fue inmerecido».
Fuente: EFE