¡MORISTE DE PIE, PINCHA! Estudiantes lo llevó al límite, pero el Fla sacó el antifútbol y la jerarquía en los penales

Por el infierno de 1 y 57 pasaron todos, menos el final feliz. Estudiantes quedó afuera de la Copa Libertadores en los cuartos de final, tras ganarle 1-0 a Flamengo en un partido épico, que terminó con un global de 2-2 y se definió en una tanda de penales que duele en el alma: 4-2 para los Brazucas.

La Plata se preparó para una de esas noches coperas donde la mística tiene que valer más que la billetera. El Fla, ese equipo de súper estrellas que parece hecho en un laboratorio de $us 200 millones, vino a buscar la clasificación con la desidia del que se sabe superior. Y Estudiantes, el Pincha guerrero, lo tuvo. Lo tuvo en la cancha, lo tuvo en el corazón y lo tuvo en el VAR, que, para variar, le cagó la fiesta.

El Gol que Compró la Ilusión

El ambiente era una caldera. Hubo piedras en la previa para el micro brasileño (siempre hay algún «vivo» que calienta la previa) y una tensión que se cortaba con cuchillo Tramontina.

Estudiantes salió a morder. A pegar, a presionar y a hacer sentir a los «niños bonitos» del Fla que estaban en La Plata, no en la playa de Copacabana. El Pincha luchó con sus armas, que no son muchas, pero tienen el temple de la historia.

Y justo cuando el primer tiempo se moría, apareció Gastón Benedetti. Un zurdazo tremendo, inatajable, que reventó el arco de Agustín Rossi (¡el arquerazo argentino que juega para ellos!) y puso el 1-0. ¡A cobrar! La serie igualada, el UNO explotando y la ilusión a mil. Era el plan perfecto.

El VAR, la Jarra de Agua Fría

En el segundo tiempo, Estudiantes jugó al filo. Con la ventaja en el marcador y la obligación de no regalarse. Flamengo, con todos sus cracks (Pedro, Léo Pereira, etc.), se dedicó al toqueteo intrascendente, a «arrugar» como le gusta a los brasileños cuando los fajás un poco.

Y entonces, llegó la gran jugada y la gran polémica: ¡OTRO GOL DE BENEDETTI! Un golazo de jugada, de esos que hacen estallar las gargantas. Estaba para la épica, para el 2-0 y la clasificación directa. Pero el VAR, siempre el VAR, el aguafiestas con anteojos, lo anuló por un offside milimétrico. La sensación fue de un KO emocional.

Estudiantes, sin embargo, no aflojó. Siguió peleando, con Muslera gigante en el arco, salvando un tiro en el palo, y con la defensa luchando como si no hubiera mañana. El tiempo se escurrió y la suerte se iba a definir en la ruleta de los penales.

Rossi, el Verdugo Argentino

Llegó la hora de la verdad, y acá se vio la jerarquía que sí tienen los brasileños: la efectividad.

Los muchachos de Flamengo, uno por uno, la pusieron donde quiso. Los patearon «imposibles», como dijo después su arquero. Y en el arco de enfrente, el maldito Agustín Rossi, que tanto queríamos en el fútbol argentino, se convirtió en el verdugo.

El ex-Boca se hizo enorme y atajó los remates a Benedetti (pobre, pasó de héroe a villano en un ratito) y a Ascacíbar. Con eso le alcanzó a Flamengo para ganar 4-2 y meterse en semifinales.

Estudiantes murió de pie. Se fue de la Copa con la frente alta, sabiendo que compitió de igual a igual contra un gigante y lo llevó a la definición más cruel. La mística estuvo, el esfuerzo no faltó, pero al final, la billetera y un arquero inspirado terminaron ganando la pulseada.

¿Consecuencia? El Pincha a lamer las heridas, y Flamengo a seguir sufriendo contra el otro grande de Avellaneda, Racing. Que se preparen los de Río, porque si Estudiantes los hizo temblar, en el Cilindro el infierno recién empieza. ¡Fuerza Pincha!

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