Así como cuando no jugó o lo hizo poco lo criticamos, hoy debemos ponderarlo en su justa medida. Lionel Messi es el mejor jugador del mundo, pero tantas veces nos dejócon un gusto agridulce en la boca, sin expresar lo que es capaz de hacer con su infinito talento. Sin embargo, esta vez fue el mejor. ¿Cuándo? Anoche, en una final, en un contexto sudamericano durísimo, en una situación límite. Ahí donde debía serlo.
No nos cansamos de escribirlo: no es lo mismo, por lejos, marcarle un triplete al Espanyol o a cualquiera de estos frágiles clubes de la Liga española, que a un Ecuador en la altura de Quito, en la situación más difícil de Argentina en décadas, más que aquella de 2009 ante Perú y Uruguay. Por suerte para la Selección, anémica de juego y de goles, al punto de poder quedarse afuera por eso, la Pulga, siempre excepcional, apareció con todo su brillo. Tres goles, salvó al equipo, fue la figura, fue la tapa de la noche. Es el comentario hoy en la calle. Cuántos repiten «Messi nos puso en el Mundial».
No acepte imitaciones ni fantasmas, exija el verdadero Lionel Messi mejor jugador del mundo. Enhorabuena que haya resurgido. Ahora, lo necesitamos para Rusia 2018. Ahí cuando debe volver a ser lo que es: el mejor.
Diego Martín Yamus.
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