Si viviésemos en un país serio, con gente seria, diríamos que el periodista Martín Arévalo de la señal TyC Sport, perteneciente al Grupo Clarín, debería a estas horas buscando un nuevo trabajo. Se hizo el «cancherito» en La bombonera tras entrevistar al crack del Flamengo y de la selección de Perú, Paolo Guerrero, burlándose de su aspecto físico.
“Mamita, no quisiera encontrármelo a Paolo Guerrero a la noche en Constitución, a las 3 de la mañana”, dijo luego que el goleador incaico termine de darle una nota tras el empate sin goles entre su equipo y Argentina por Eliminatorias.
Ese comentario contó con el silencio entendible del relator Rodolfo De Paoli y el comentarista Ariel Senisiaín, quienes no le habían «tirado el centro», como se dice popularmente cuando alguien da pie para el otro remate.
Es vergonozoso que energúmenos de este tipo tengan el poder de llegar a las masas, ya sea frente a una cámara, desde un micrófono o de manera letrada.
Argentina queda mal vista en el mundo porque estas cosas recorren como reguero de pólvora las redacciones, los hogares, los lugares de trabajo, más aún con el fenómeno de las redes sociales.
El comportamiento de Martín Arévalo es, además de xenófobo, racista. Burlarse de una persona por su apariencia física, nombrar una zona de la ciudad de Buenos Aires que es famosa por tener mucha migración de trabajadores bolivianos, peruanos, paraguayos, dominicanos, la inmensa mayoría de muy bajos recursos.
Patético y lamentable. Los directivos de TyC no deberían pasar por alto esto.
@lostribuneros