Luis Fabiano figura indiscutiblemente entre los goleadores brasileños más regulares del presente siglo. No en vano, el delantero totalizó 99 goles en sus dos etapas en el São Paulo, además de firmar 72 dianas en sus 149 partidos ligueros con un grande español, el Sevilla.
Como internacional, Luis Fabiano acumuló 28 goles en los 45 encuentros que vistió la célebre camiseta amarilla de Brasil. Tal es su capacidad realizadora que la Federación Internacional de Estadística e Historia del Fútbol (IFFHS) lo distinguió como el segundo máximo goleador brasileño del siglo XXI. Y pese a tener ahora 35 años, el imponente delantero mantiene su prolífico momento de forma. Actualmente, encabeza la tabla de artilleros de la segunda división china con 13 tantos, en su primera campaña en las filas del Tianjin Quanjian.
Huelga decir que su carrera ha estado repleta de éxitos personales y colectivos. Por citar sólo algunos, Luis Fabiano ganó la Copa de la UEFA en 2006 con el Sevilla y, tres años después, ayudó a Brasil a conquistar la Copa FIFA Confederaciones Sudáfrica 2009 erigiéndose en el máximo goleador del certamen (con 5 tantos). Pero aunque meter goles y ganar partidos haya sido la tónica habitual en la exitosa carrera del brasileño, hay una excepción notable que, a día de hoy, no acierta a asimilar todavía: la derrota en los cuartos de final de la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010™ contra Países Bajos.
Brasil encaraba la gran cita mundialista tras haber ganado el año anterior la Copa Confederaciones, también celebrada en la Nación del Arco Iris; y se plantó en el choque de cuartos contra los holandeses sin conocer la derrota. Brasil dominó el primer tiempo y cobró una merecida ventaja (1-0), pero tras la reanudación, el encuentro se inclinó repentinamente del lado de los Oranje, que vencieron por 2-1 tras remontar con dos goles de Wesley Sneijder.
“En el fútbol se dan sorpresas y grandes campanadas”, afirma Luis Fabiano a FIFA.com, en alusión a aquel partido. “En el Mundial de Sudáfrica 2010 contábamos con una plantilla muy buena. Estábamos unidos y teníamos ambición. La gente tenía en muy buena estima al equipo y creíamos que podríamos estar a la altura de las expectativas”.
“Mantuvimos nuestra racha victoriosa hasta el choque de cuartos contra Holanda”, continúa. “Fuimos mejores en el primer periodo y teníamos todos los motivos para acabar imponiéndonos. Pero inexplicablemente, perdimos. [Países Bajos] sólo dispuso de unas pocas oportunidades durante el encuentro, pero metió dos goles en sus escasas ocasiones. Así es el fútbol. Los pronósticos no sirven de nada y carecen de sentido. El resultado sólo puede decidirse sobre el terreno de juego”.
Otro triste final atormentaría a Brasil cuatro años después, como país anfitrión. Tras encarar las semifinales invicta, había muchas expectativas de que la Seleção accediese a la final y ganase su sexto Mundial. Sin embargo, sufrió una humillante e inesperada derrota por 1-7 ante Alemania.
“[Esa derrota ante Alemania] resulta difícil de entender”, considera Luis Fabiano. “En los Mundiales, los resultados a veces son inimaginables, porque se trata de una competición única. Es diferente de todos los demás campeonatos como la Copa América, de todas las competiciones clasificatorias y las campañas continentales, porque juegas contra las mejores selecciones del mundo. Un error leve puede desembocar en consecuencias fatales. Un Mundial es un Mundial”.
El desarrollo de la cantera, la clave
Dado que Brasil ni siquiera logró superar la fase de grupos en la reciente Copa América, se han suscitado interrogantes en cuanto a lo que debería hacer el país para sacarse la espina en la cita mundialista. Luis Fabiano, no obstante, sostiene que Brasil debería retomar sus anteriores programas de desarrollo de la cantera si quiere restaurar su credibilidad.
“En el pasado, nuestros éxitos se atribuían a nuestra magnífica base de jóvenes talentos”, resalta. “Teníamos un proyecto sólido que proporcionaba instalaciones y oportunidades a los jóvenes. Incluso los críos de familias pobres podían ser seleccionados por un centro de formación o una escuela de fútbol si exhibían sus cualidades. Si retomamos esa política, habrá muchos jóvenes talentos que irán ascendiendo de una categoría a otra”.
Es el mismo consejo que da Luis Fabiano a su país de adopción. China, como el país más poblado y la segunda economía más grande del mundo, está tratando de cultivar su imagen futbolística. “En mi opinión, China debería tener todos los motivos para convertirse en una nación futbolística fuerte. Tiene la mayor población del mundo, y no tiene rival en cuanto a pasión y dinero. Pero para avanzar rápidamente, hace falta partir de la base, con un importante desarrollo de la cantera”, concluye.
Fuente: www.fifa.com
Diego Martín Yamus
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