Si alguien que no sabe de fútbol se sentara a escuchar un partido cualquiera de los relatores argentinos, pensaría con razón que son políticos que están haciendo arenga de campaña presidencial. Desmedidos, gritando, desubicados, sin objetividad, sin respeto por quien está del otro lado, los narradores de fútbol siguen con su especialidad, volver loco al hincha que espera su producto.
Primero y principal, hace décadas que en la Argentina se perdió la noción de lo que es la televisión, que no sólo es sonido sino imagen. Entonces los que toman el micrófono se enamoran tanto de él y de la situación que estén tratando,que no se dan cuenta que hay que hablar lo justo y necesario y dejar que la imagen y el sonido ambiente digan el resto. Describen sin necesidad, sin diferencia de radio o TV, hablan hasta por los codos, hasta pueden discutir e interrumpirse (marca registrada de la pantalla chica hoy en el país) muchas veces. De esa forma, de ser una comunicación y narración de hechos, pasa a ser casi un griterío tribunero insoportable.
Segundo y principal, se cayó al suelo el lenguaje. Ese que maravillaba por su cuidado, a veces excesivo, en los años 50 y 60 por ejemplo, se ha perdido casi totalmente. El famoso concepto de las escuelas de periodismo de «hay que hablar como habla el hincha», bien inculcado, sin embargo se desvirtuó. No hace falta decir «cotejo», pero tampoco se puede ni debe decir palabras del lunfardo, vulgares, inventadas, incluso malas palabras admitidas como normales, que en varias ocasiones ellos las usan. O si no, la pésima costumbre de hablarle al protagonista: «Fulano, metela al área», por ejemplo.
No sólo el hincha sufre las transmisiones televisivas, llámese como se llame el relator y el canal, sea cual sea el evento. Los periodistas que queremos informarnos, disfrutar lo que nos gusta, terminamos alterados, enloquecidos, luego de semejante disparate. Y bueno, parece que deberemos volver a la vieja y querida radio. Porque si padecemos lo mal que anda la Selección, lo hacemos por partida doble viendo un simple partido de fútbol.
Diego Martín Yamus.
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