Los pibes de Vélez destrozados en Liniers por las superestellas de Flamengo

Fue brutal la paliza que le dio el Mengo a Vélez, para mayor dolor, en pleno Liniers por cuartos semifinales de Copa Libertadores, juego de ida. El equipo carioca se llevó un histórico 4-0 para sentirse ya en otra finalísima más donde desea con toda su alma encontrarse de nuevo con el Palmeiras, que el año pasado les arrebató el trofeo.

Nada que ver este Vélez Sarsfield a aquel equipo de Carlos Bianchi armado de jugadores experimentados que fueron capaces de hacer frente a mil obstáculos para quedarse con una histórica Libertadores de 1994 y coronarlo en diciembre ante el poderoso AC Milan, plagado de estrellas, que terminó arrodillado en tierras japonesas para levantar el título Intercontinental.

Hoy la diferencia es otra. Los velezanos jugaron a ‘hacerle fuerza’ a un equipo plagado de monstruos de otro planeta que está a nivel de clubes poderosos de Europa. Vélez cayó rendido a los pies de un Mengao que ya tenía liquidado el encuentro en la primera etapa gracias a los tantos de Pedro, pasada la media hora, y Éverton Ribeiro al filo del cierre.

En la complementaria esta máquina que cuenta con los servicios de fenómenos de talla internacional cono David Luiz, Filipe Luis, Gabigol, el uruguayo De Arrascaeta y los chilenos Arturo Vidal, consagrado en Europa, y Eric Pulgar, subiendo el marcador nuevamente Pedro a los 61 y Pedro puso el 4-0 a los 83 minutos cerrando un triplete en su cuenta personal.

Futbolistas de experiencia internacional fueron apenas Lucas Pratto, campeón de América con River, ya en el ocaso de su carrera y con un paso intrascendente en Países Bajos defendiendo los colores del Feyenoord de Rotterdam y Walter Bou que se destacó en Boca Juniors. El resto jugadores que prometen.

La falta de dirigentes que abran sus mentes para conseguir socios inversionistas, como sucede hoy en Brasil, está llevando a que los clubes argentinos jueguen, como dijimos antes, a ‘hacer fuerza’ y no para llevarse la victoria.

Vélez precisa de uno o dos milagros, tal vez un poco más, para dar vuelta la serie en el Maracaná.