Los «negros» de Francia, algo inventado en Brasil

Mucha gente quedó con bronca por la consagración de Francia como campeón del Mundo con un equipo integrado por un 82 por ciento de futbolistas africanos, sin embargo, un siglo atrás, los brasileños lo hicieron y cambiaron el rumbo de la historia futbolística.

El fútbol en Brasil comenzó a jugarse mucho después que en el Río de la Plata. En el siglo 19 clubes como Quilmes, Banfield, Gimnasia y Esgrima de La Plata, Rosario Central, Peñarol, Nacional, Albion FC, le pegaban a la vejiga inflada.

Ya, algo avanzado el siglo 20, contagiados por la inmigración europea comenzó a desarrollarse el fútbol en el gigante sudamericano. Los clubes de regatas, como Flamengo o Fluminense, a partir de 1915 abren el departamento de fútbol; algunos años atrás Santos y Corinthians nacen en San Pablo, y yendo más al sur el Grêmio (decano gaúcho) en 1903 y unos años más tarde disidentes y discriminados de este club forman el Internacional, su tradicional rival.

El fútbol en Brasil era exclusivamente para blancos, ya que se jugaba en universidades y clubes donde los negros tenían la entrada prohibida o, en tal caso, no tenían dinero para pagar su cuota social.

Cuenta la leyenda publicada en el museo del Estadio Pacaembú, situado en el corazón de San Pablo, que un equipo de esa ciudad, harto de perder con su rival barrial, optó por incorporar un negro, lo que fue un verdadero escándalo.

Un jugador del equipo vio que uno de los empleados donde trabajaba, de origen afro, tenía una habilidad increíble para el fútbol que lo sorprendió. Éste, optó por contárselo a la gente de su equipo, que estuvo de acuerdo en llevarlo y tomarle una prueba.

Al ver la gran capacidad que tenía en la cancha este hombre, decidieron ayudarlo a documentarse para que pueda ser fichado, pues el reglamento exigía que los futbolistas fuesen hombres nacidos en Brasil, por aquel entonces.

Los jugadores se registraban en el partido, no existía la lista de fichados, por lo que podían llevar a quien quisieran. Al ver a un hombre negro con el uniforme puesto, los sorprendidos rivales protestaron airadamente ante el referí y las autoridades allí presentes, pero el árbitro, gran conocedor del reglamento, no puso oposición alguna para que éste juegue, y así fue.

El afrobrasileño la descosió y, por fin, pudieron cortar la mala racha ante el rival clásico. Esto no quedó por esa y los derrotados intentaron impugnar el encuentro, sin éxito, en la federación.

El tiempo pasó, y el equipo del «negro» -cuenta la leyenda- no paraba de ganar y el clásico se vino de nuevo.

Agrandados por la habilidad de este hombre entraron llenos de bríos al campo de juego ante el elenco racista, pero, se terminaron llevando el gran chasco de su vida; cuatro negros formaban parte del adversario, y les caminaron por encima como siempre.

A partir de ahí, los clubes comenzaron a romper con los tabú y no tuvieron pruritos en armar escuadras integradas mayoritariamente por negros, el tema era ganar.

El incipiente fútbol profesional uruguayo, en 1933, descubrió a uno de los mejores futbolistas de la historia de Brasil, como lo era el moreno Leônidas da Silva «La Perla Negra», proveniente del modesto Bonsucesso de Río de Janeiro, hizo las delicias de los hinchas de Peñarol, para luego volver a casa y jugar en gigantes como Vasco da Gama y el seleccionado brasileño, donde jugó los mundiales de 1934 y 1938, además, se le atribuye la invención de la «bicicleta».

Ahora, en este siglo 21, les tocó a los franceses escribir un nuevo capítulo en el fútbol del mundo al ser campeones del Mundial de Rusia con un equipo dotado de afros y con algún que otro autóctono o como se lo quiera llamar.

@lostribuneros

 

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