Por Claudio Martínez, elsalvador.com, 15 de junio de 2012
A 30 años de la última participación de El Salvador en un Mundial, todavía hay muchas cosas que contar.
El Salvador llevó 20 jugadores en vez de 22 y esos dos lugares fueron ocupados por directivos.
La Federación de Fútbol, que en ese entonces presidía Félix Mayorga Castillo, tomó la decisión de inscribir sólo a 20 jugadores, dejando al margen a Gilberto Quinteros y Miguel González. Según el presidente, “no era necesario completar la lista, ya que era suficiente con 20. Pero nadie dijo nada que Alemania también llevó dos menos”. Otro mito: Alemania sí llevó los 22. Ricardo Mora recuerda el mal trago. “Sacaron compañeros que estuvieron en todo el proceso para meter a amigos de la dirigencia al viaje, que dicho sea de paso ni fueron a los partidos y se fueron en un tour por Europa”.
Los jugadores y el cuerpo técnico pusieron dinero para que los dos jugadores marginados pudieran viajar a España.
En un acto que mostró la solidaridad del grupo, todos contribuyeron con algo de plata para que Quinteros y González pudieran ir al Mundial. Sin embargo, como no estaban inscritos no conformaron la delegación oficial ni pudieron ser parte del plantel. Otra desprolijidad y un error imperdonable, ya que se privó a dos jugadores de ser mundialistas, con todo lo que eso significa. “Todos nosotros pusimos dinero de nuestra bolsa”, confirmó José Luis Rugamás. Cada uno aportó 600 colones.
Los bigotes que durante más de veinte años usó Salvador Mariona se deben a una promesa que hizo antes del hexagonal clasificatorio de Tegucigalpa.
Chamba, integrante del equipo mundialista en México 1970, era auxiliar de Pipo Rodríguez dentro del cuerpo técnico. “Prometí que si nos clasificábamos para el Mundial de España me dejaba crecer los bigotes? Y así los tuve más de 20 años”.
El Salvador tardó tres días en arribar a España y fue la última selección en llegar.
El viaje fue interminable. De San Salvador fueron a Guatemala, donde pasaron una noche. Luego, en vuelo de Iberia, hicieron escala en San José y Santo Domingo antes de llegar a Madrid, de donde tomaron otro avión hacia Alicante. Fue el último equipo en llegar a España. El portero Guevara Mora fue uno de los que más se quejó. “Estuvimos en el aire dos días completos y llegamos a Alicante liquidados físicamente y con el desfase del reloj biológico de nueve horas adelante que tenía Europa. La noche previa al debut no podíamos pegar los ojos y al mediodía siguiente nos estábamos cayendo del sueño”. Jaime Rodríguez cuenta su experiencia: “Faltó organización y eso se pagó caro. Honduras, por ejemplo, se fue con un mes de anticipación”.
En medio del partido con Hungría estuvieron a punto de reemplazar a Guevara Mora.
En su momento, Mora contó que a los seis minutos del segundo tiempo le fueron a avisar que lo iban a reemplazar, pero que el cambio nunca se hizo porque el portero suplente tenía temor al ridículo. Sin embargo, Mariona da sus razones. “Yo era el que quería cambiar a Mora, pero no porque pensaba que estaba atajando mal sino por el shock de los goles. Pero Pipo fue el que se negó a hacer el cambio. Me dijo que corríamos el riesgo de acabarnos a dos porteros en el primer partido del Mundial”.
Los jugadores se pagaron las camisas del traje oficial.
A pesar de que las utilizaron para la foto oficial, las camisas fueron pagadas por los propios jugadores. “Una empresa nos dio el traje y la corbata, pero faltaba la camisa, que la tuvimos que comprar nosotros”, recordó Jaime Rodríguez.
El presidente de la Federación de Fútbol envió una carta al Centro de Prensa quejándose por el trato de los periodistas españoles.
Castillo Mayorga estaba muy molesto y lo expresó a través de una carta que envió al centro de prensa de Alicante. “Se está dando una información completamente deformada y a veces humillante acerca de la Selección. Nos está haciendo daño… Nuestra selección no es pobre, ha costado un millón y medio de dólares en dos años. Aparte, cada jugador cobró 4.000 dólares por la clasificación, además de salario y primas”.
Alguien se robó las pelotas Tango y nunca le llegaron al plantel de El Salvador para entrenar.
El día previo al juego, en la última práctica, los húngaros tenían las 25 pelotas que le había dado la organización y trabajan con ellas. “Las que nos habían dado a nosotros alguien se las había hueveado… Tuvimos que ir a pedirle prestadas a ellos para poder entrenar”, explicó Jaime Rodríguez.
Algunos medios apodaban guerrilleros a los salvadoreños.
Un periódico de Alicante utilizó ese apelativo para apodar a los salvadoreños. Recinos recuerda que incluso le gritaban así: “Pero para nosotros no era ofensa”.
Los jugadores se sintieron tratados como una selección de segunda clase.
Entre algún olvido de los organizadores y cierta ineptitud de los dirigentes, los jugadores se convencieron que en cierto modo estaban siendo discriminados. “Nos dieron unos bolsos que tenían ocho años, tenían el logo del Mundial de 1974”, aún se queja Ricardo Mora.
Pancho Osorto le pegó una patada al árbitro en el juego contra Argentina.
Tanto argentinos como salvadoreños se quejaron del árbitro boliviano Barrancos, al que la prensa española calificó como pésimo. Los sudamericanos le reclamaban el juego brusco de los cuscatlecos y éstos de que les regaló un penal a los argentinos. En una de las tantas discusiones masivas, Pancho Osorto le dio una patada en el trasero al juez, quien se dio vuelta pero jamás pudo encontrar al responsable, por lo tanto no fue ni siquiera amonestado.
Los jugadores le pedían a Pelé Zapata que no festejara efusivamente el gol para no irritar más a los húngaros.
Lo cuenta el propio Pelé, que tras anotar su gol y poner el marcador 5-1, salió eufórico a celebrar. “Huezo me vino a decir que me calmara, que íbamos ahacer enojar a los húngaros y nos iban a meter más goles. Y si al final igual nos hicieron más…”
Guy Thys, DT De Bélgica, dijo que El Salvador es la vergüenza de la FIFA.
El entrenador belga criticó con dureza al equipo cuscatleco luego del 10-1, sin embargo tuvo que admitir que estaba equivocado tras la victoria de su equipo por tan solo 1-0. “Dije que El Salvador era la vergüenza de la FIFA. Lo dije tras la escandalosa derrota que sufrieron. Ahora, pues, retiro lo dicho”, manifestó en el periódico Marca.
Pipo Rodríguez pidió viajar a Europa para conocer directamente a los rivales y los directivos le negaron el viaje.
El entrenador presentó un plan para ir a Europa que no le fue aprobado. “Si nos hubieran dejado ir, no hubiéramos encajado esa derrota tan abultada en del debut”, se excusó Pipo luego del primer partido. También Mora habló de eso: “Había una posibilidad de ir a hacer una gira a Europa, pero aquí no quisieron ir porque les resultaba más lucrativo mandarnos a Sudamérica. Al final los que fueron a Europa fueron los hondureños, y les sirvió de mucho”.
Hubo una dura reunión a puertas cerradas en el plantel tras el 10-1 y el clima fue muy tenso.
Tuco Alfaro lo explica: “Al día siguiente nos reunimos. Hicimos autocrítica para afrontar los otros partidos. El doctor Cálix nos unió más. Nos dijo: ‘O limpiamos un poco esto o la terminamos y nos vamos’. Fue un golpe muy duro, pero después hicimos dos partidos muy dignos”. Ahí se decidió que se cambiaría la táctica. Jovel, en cambio, aseguró que los jugadores tomaron el control del equipo: “Tanto yo como Pajarito Huezo hablamos y le dijimos al doctor que nosotros lo afrontamos, pero con una condición: no queríamos que los técnicos se metieran en los otros dos partidos. Nosotros queremos hacer el equipo y así lo hicimos”. Sin embargo, Chepito Castro desmiente esto último: “Eso es todo mentira”.
En España nadie esperaba a El Salvador, todos creían que iba México.
Según Recinos, al llegar a Madrid no los dejaron entrar al salón VIP del aeropuerto porque no los reconocieron. “Ellos estaban esperando a México. Ya en Alicante, estaban las banderas de México y el bus que nos tenía que llevar tampoco tenía nuestros nombres. Fue raro, porque los niños del lugar hasta se sorprendían de que habláramos español”, contó el defensor.
El juego contra Argentina estuvo a punto de suspenderse porque alguien de la delegación de El Salvador olvidó las credenciales de los jugadores en la concentración.
Cuando el árbitro Barrancos se dio cuenta de que no tenían las credenciales faltaba menos de una hora para empezar el partido. Mora recuerda ese momento de tensión. “Estábamos en el estadio y no estaban nuestras acreditaciones. El árbitro dijo que daba 45 minutos para que presentaran todas las acreditaciones. El problema es que éstas habían quedado en el hotel, a 85 kilómetros del estadio. Entonces, yo no sé como hicieron, porque la única manera de llegar era en helicóptero y yo no vi ninguno. Creo que no las presentaron nunca”.
Varios jugadores se pusieron un sticker blanco en la camisa para tapar el logo de Adidas
Los jugadores que habían arreglado con la marca Puma para usar sus calzados se negaron a mostrar el logo de Adidas y decidieron taparlo. “Eso fue un acto de inmadurez por parte de algunos compañeros”, dijo Recinos. Lo confirmó Alfaro, uno de los ocho que había firmado con Puma: “Eso afectó la unión del grupo”. Pero con el trajín del partido, se les desprendió el esparadrapo. “Era una protesta. De nada le sirvió, porque en el partido con Hungría se les cayó”, comentó Joaquín Ventura.
Algunos jugadores que se sentían relegados quisieron volverse a El Salvador antes de tiempo.
La frustración por no jugar fue muy grande en algunos jugadores. Munguía, el tercer portero, y Silvio Aquino, eran los más molestos. “Yo quería volverme a El Salvador, pero no se podía”, confesó hace poco Aquino.
El cuarto gol de Hungría fue por culpa de la sordera de Paco Jovel.
Jovel había recibido un fuerte golpe en el pómulo y casi no podía oír. Por eso cuando Mora le gritó que dejara una pelota, el defensor no lo escuchó. El rechazo fue defectuoso, Mora había salido del arco y el jugador húngaro sólo tuvo que empujarla.
El Salvador salió a jugar el partido con Hungría sin saber a ciencia cierta las características del rival.
Lo poco que sabían de Hungría lo vieron en un video de un juego contra España que les consiguió un empresario español y por el que cobró, según Mora, mucho dinero. Eso fue la noche anterior al partido. “En esa época no existía Internet y era difícil conseguir información de algunos equipos”, reconoció Mariona.
Todos los equipos llevaron a España regalos para intercambiar con sus rivales. Todos menos El Salvador…
Además de portero, Ricardo Mora tuvo que hacer de artesano para evitar un papelón y cuidar ciertos protocolos. “Cuando llegamos, resulta que todos los equipos llevaban regalos para los rivales, que una camisa, que una bandera y hasta un libro con la historia de su fútbol… Nosotros, por supuesto, no llevábamos ni pines, ni nada de nada… Entonces vi un pino y corté un trozo de madera del árbol y con una navaja le puse las letras de El Salvador. Eso les dimos”.
Diego Martín Yamus.
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