Siempre se pide triunfo, ganar, ganar, goles, resultados. Y está bueno. Pero a veces, un mal resultado, una derrota, no dice nada negativo, al revés, trae su costado positivo. Es el fiel caso de la Selección argentina Sub 20, que este martes quedó afuera del Mundial de Polonia al caer con Malí por penales en octavos de final.
El técnico Fernando Batista tomó al equipo en diciembre, a menos de un mes del Sudamericano clasificatorio. Hasta allí no habían jugado más que un par de amistosos tras su título, impensado, en el Torneo de L’Alcúdia de España. Lo armó, moldeó y clasificó en Chile al Mundial. Pero sobre todo forjó un equipo y un plantel con muy buen material. Que en tierra polaca cosechó dos triunfos, una derrota y un empate con Malí que terminó en caída. Que concluyó entre los 16 pero sin arribar a donde debería, al menos, las semifinales. Pero que hizo un buen trabajo y ratificó sus figuras de aquel torneo de Chile.
Un arquero como Roffo que, salvo alguna falla, apareció en el momento justo. Laterales ofensivos como Mura y Ortega. Un zaguero de la prestancia de Nehuén Pérez, que por algo está en el Atlético Madrid. Lo mismo, aunque sea de Talleres de Córdoba, de Facundo Medina. La nueva camada de River: Ferreira, Sosa, Julián Alvarez. La habilidad del «veterano» Barco, que con 20 años campeonó en Independiente y en Atlanta United de Estados Unidos. El motor del medio de Aníbal Moreno, el del golazo a Uruguay en las finales del Sudamericano. El hambre de gol, y el gol, de este nueve con proyección que es Adolfo Gaich, el chico de San Lorenzo que el Ciclón menospreció y relegó por refuerzos de poco valor.
Y el resto, sin tanto apellido, que igual demuestra que hay futuro. Porque ése es el verdadero título de los juveniles, que por años fueron un montón de elementos desperdiciado, mal usado, ni siquiera conducido. Hoy la cuestión es otra. Estos pibes sí muestran un horizonte. No importa si un tal Sissoko de Malí los dejó afuera, importa su valía. Por eso son campeones. No de hoy, no del Mundial. Sí del futuro. El título más importante.
Diego Martín Yamus.
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