Matías Britos era el mejor jugador de Peñarol hasta el momento que se le salió la chaveta y le dejó tatuado los tapones en la nuca al defensor de Nacional, Suárez.
Peñarol caía con los Bolsos 1-0. El Lavandina Bergessio había anotado en la primera parte. En el minuto 62 Britos decidió «volarle» la cabeza a su adversario; vio la roja directa, pero en lugar de achicar a su equipo que quedó con diez en la cancha, lo agrandó y hasta lo empató y bien pudo haberse llevado los tres puntos.
El fútbol uruguayo colmó las expectativas, al menos, el clásico lo hizo.
@lostribuneros