No son dirigidos por Jurgen Klopp ni tienen la millonada de libras invertida por consorcios estadounidenses o petrodólares del mundo árabe. Este Liverpool criollo nomás que apuesta a sus formativas y al ingenio de sus dirigentes, se consagró campeón de la Supercopa Uruguaya tras vencer en el Centenario de Montevideo por 1-0 al Nacional y con diez en la cancha desde el minuto 37.
Este torneo que se disputa entre el Campeón Uruguayo 2022, en este caso Nacional, y el ganador del Torneo Intermedio, Liverpool, fue ganado a pura astucia y garra por medio de los Negros de la Cuchilla gracias al tempranero tanto marcado por Gonzalo Nápoli.
Dirigidos por Jorge Bava, los muchachos del barrio montevideano Belvedere anotaron en el quinto minuto de juego luego de un rebote cedido por el arquero Sergio “Chino” Rochet, un remate de tiro libre de Gastón Martirena.
Tras la conquista los bolsilludos se adelantaron tanto que dejaron espacios para que los nagriazules breguen por el segundo tanto, desperdiciando un par de oportunidades. Por otro lado, Nacional, dirigido por el Ruso Zielinski, la peleó arriba con el Puma Gigliotti pero se encontraron con una muralla defensiva y detrás suyo al excelente arquero Lentinelly que jugó el partido de su vida.
37 minutos de juego iban cuando el jugador Lucas Lemos le entró con una fea infracción a un adversario, dejando con diez en la cancha a su equipo.
Pese al hombre de menos el Liverpool supo pararse bien atrás, apostando a contragolpes que cada vez fueron menos frecuentes. Los tricolores, por su lado, fueron con todo al ataque, especialmente desde el sector de Cándido y Tressa, pero el arquero Lentinelly se colocó tres guantes y achicó de tal manera que cada pelota que entraba a su área era desviada por éste.
Diego Polenta, pasado de peso, llegó a destiempo a todas sus pelotas, incluso cuando le tocó sumarse al ataque tuvo una chance cuyo balón se fue apenas afuera por un costado.
No paraban las atajadas de Lentinelly, hecho que generó un desconcierto tal en jugadores de Nacional, que se les veía en los rostros. En tiempo de descuento y sin piernas ya, el jugador Martirena sacó un tiro libre lejano, con tanta potencia, que la pelota se estrelló en la transversal, lo que pudo haber sido la lápida para los nacionalófilos.
Pero, con mucha paciencia, orden y concentración, los muchachos de Liverpool supieron administrar los tiempos y así ganar el encuentro para consagrarse campeones del primer torneo oficial del año.