Libremente, una máquina que hizo temblar Ezeiza

Marcelo Gallardo y Guillermo Barros Schelotto debería tomar muchos apuntes luego de ver el despliegue que hizo en la cancha la oncena de Libremente FC en la final de la Liga de la Inclusión «Categoría E».

La oncena del «Maestro» Adolfo Salerno López entró enchufada a 220v. Luego de padecer por miles de peripecias en la previa al encuentro jugado en el predio de la AFA de Ezeiza, donde llegar desde Temperley fue una verdadera odisea, casi sin tiempo para calentar, y con una charla técnica rápida hecha en los vestuarios, entraron como endemoniados al campo de juego.

«Fútbol de alta escuela», fue lo primero que salió de nuestra mente cuando vimos como el equipo del «Maestro» puso la pelota contra el piso y con mucha prolijidad la llevaban al área de un aguerrido pero desordenado Cedima.

La férrea defensa compuesta por hombres robustos y muy fuertes hizo agua ante cada amague, rotación, toque cruzado y enganche de los talentosos futbolistas del «Libre».

9-3 terminó la puja donde hubo que mirarlo de pie porque los 12 goles, no fueron simples goles, fueron verdaderos golazos.

La pelota se pasó en el ángulo que ni el mejor arquero del mundo era capaz, siquiera, de verla pasar.

El partido fue intenso porque si bien el Libre era contundente en el ataque, los adversarios lograron aprovechar algunas distracciones en la faz defensiva y lograron, por momentos, inquietar.

El «Maestro» vio los errores de su defensa y movió el tablero; la presión inicial en campo rival pasó al mediocampo donde se sintieron más seguros, más firmes y ahí encontraron los diversos caminos a la goleada.

De Cedima podemos decir que es un equipo que mereció estar en la final porque si bien no era la prolijidad en el campo, se destacaron por su empuje y rebeldía. Apelaron a recursos que no les fallaron como el remate de media distancia. Su problema fue el desbalance de la última zona producto de errores en el medio.

Los nombres de los campeones: