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BOGOTÁ, COLOMBIA— Un grave incidente de violencia manchó el pasado 30 de agosto la Primera C del fútbol colombiano, cuando la árbitra Vanessa Ceballos fue agredida por el jugador Javier Bolívar durante un partido entre el Deportivo Quique y el Real Alianza Aracataca.
El lamentable suceso ocurrió en el minuto 66, cuando Ceballos le mostró la tarjeta roja a Bolívar por una falta. En un acto de indignación, el jugador se acercó a la árbitra y le propinó una bofetada en el rostro. La reacción violenta fue grabada y rápidamente se viralizó en las redes sociales, desatando una ola de condena y repudio.
La agresión no solo provocó la condena del público, sino también la de las autoridades deportivas. La Liga de Fútbol del Magdalena emitió un comunicado oficial expresando su total rechazo a cualquier tipo de violencia, en particular la violencia de género, y brindó su total apoyo a Vanessa Ceballos.
La polémica disculpa de Bolívar y el debate sobre la violencia en el deporte
Horas después del incidente, Javier Bolívar utilizó sus redes sociales para disculparse por su comportamiento, admitiendo que fue «irrespetuoso e inapropiado». Sin embargo, su justificación generó más controversia, pues afirmó que solo intentó quitarle el silbato a la árbitra.
Este lamentable hecho subraya la necesidad urgente de implementar medidas más rigurosas para prevenir y sancionar la violencia en el fútbol. También destaca la importancia de promover el respeto hacia las mujeres en el deporte, garantizando un entorno seguro para todos los que participan en él. El caso de Vanessa Ceballos pone de manifiesto una vez más los desafíos que enfrentan las mujeres en el ámbito deportivo y la necesidad de una postura más firme ante la intolerancia y la agresión.
