Este deporte divino. El mejor deportes de todos de acuerdo a la expresión de varios colegas apasionados por el balompié. Deporte que puede llegar a sacar lo mejor y lo peor de cada ser humano. Pero, en una sociedad llena de carencias, de problemas, plagadas de medios destinados a mostrar lo peor y mal predisponer a la gente, se puede mostrar la otra cara, la linda cara llena de amor y de gente que trabaja en silencio por el bien del otro.
«Libremente Fútbol Club» es el nombre del equipo que vamos a citar en esta nota.
Ese equipo de fútbol 5 que juega en campos de césped no está integrado por futbolistas del «Milán» ni por ningún «Carlitos Tévez», como citaron los propios futbolistas cuando fuimos al club Temperley a hacerles la nota. Sus integrantes son algo diferentes al resto porque no conocen la maldad, ni la deslealtad, sólo saben de carencias, sacrificios y amor a lo que se hace, en este caso, se resalta el entrenar, el romperse, el sortear miles de obstáculos para poder jugar los fines de semana y a puro pulmón y con mucho orgullo el nombre del instituto que los apoya.
Muy amablemente Adolfo Salerno, director técnico del equipo nos esperó en las instalaciones del «Gasolero». Antes de comenzar el entrenamiento nos regaló un poco de su tiempo y del de sus valores para contarnos un poco como es que se maneja el taller de fútbol gratuito de inclusión.
-Es un proyecto proveniente del Programa de Rehabilitación y Externación Asistida (PREA)- nos contó Adolfo
¿Es una ONG?
-No, pertenece al Hospital Psiquiátrico para Mujeres Dr. José Esteves.
-¿Cómo surgió?
El programa de fútbol surgió en 2014. Forma parte del Programa de Rehabilitación de Externación Asistida (P.R.E.A) del hospital Esteves. Se trata de un lugar físico que tienen como objetivo principal que las mujeres que tienen el alta del hospital se externen y vayan a vivir a casas en la comunidad. Allí se hacen la continuidad de los tratamientos. Hay dos empresas sociales que funcionan, hay una orientación laboral y talleres abiertos a toda la comunidad, entre ellos está «Libremente FC».
Vale decir que Centro Comunitario Libremente brinda ayuda a mujeres con bajos recursos económicos.
Nació como una idea de probar en el terreno del fútbol, en este caso masculino. Hubo acuerdo y comenzamos con proyecto.
-¿Quienes los apoyan?
Somos parte del estado porque formamos parte de él; P.R.E.A y el Hospital Esteves forman parte del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.
Ellos proporcionan el lugar físico que es una suerte, entre comillas, de sede. Allí las mujeres nos dan una mano enorme porque ofician de delegadas, en algunos casos hasta de ayudantes de campo.
-¿Los insumos y el lugar de entrenamiento?
Tuvimos que aportar mucho de lo nuestro. Debimos salir a recorrer el barrio y golpear puertas. Buscar auspiciantes y un lugar físico para poder entrenar y, por fortuna, por medio de un conocido que es hincha de Temperley -que es el club de la zona de Lomas de Zamora al igual que Los Andes- habló con un dirigente y el club accedió abrirnos las puertas y cedernos un espacio gratuito para que podamos entrenar.
-Juegan fútbol en césped ¿por qué entrenan en cemento?
Antes entrenábamos en las canchas de césped sintético, pero el club, por razones económicas, debió usarlas y nos mandaron a la cancha de básquet.
-¿Quienes más los ayudan?
La municipalidad de Lomas de Zamora con elementos deportivos y con el transporte aunque con alguna intermitencia. El club Temperley con el espacio físico y «Don Cotrone», fábrica de pastas, quienes dieron un apoyo importante en nuestra camiseta y que, justamente, estamos negociando para renovar el auspicio.
-¿La locomoción para los partidos?
– Es todo un tema. Pero te digo que ATE, es decir, el sindicato de trabajadores del estado nos apoyó con dos viajes pero por dificultades de ellos decidimos cancelarlos. En el caso de la municipalidad te digo que aportan el transporte, con intermitencias, pero son nuestro transporte oficial.
-¿Qué le genera este proyecto a tus jugadores?
Saca lo mejor de cada uno. Se sienten incluidos, tenidos en cuenta, respetados. Olvidan de sus problemas del día a día. Crea un compromiso, un vínculo, una responsabilidad enorme en cada uno de ellos. El respeto hacia el técnico, hacia el rival, el respeto a sí mismos.
-¿Juegan para ganar o para divertirse?
La esencia del deporte es ganar. Vos jugás a lo que juegues y vas a querer ganar. Tu rival entra a la cancha a querer ganarte. Les inculco que hay que entrar a ganar de manera leal y correcta. Dando lo mejor de cada uno en pos del equipo. Les exijo que se respeten y que respeten a sus rivales, y que elaboren estrategias y formas como para salir victoriosos. Les recuerdo todas las que pasamos. Los días de lluvia y frío donde tuvimos que practicar lo mismo.
-¿Juegan amistosos o por alguna liga?
Jugamos en la Liga de Fútbol para la Inclusión. Se juega en General Rodríguez (provincia de Buenos Aires) y alberga a miles de chicos, no sólo del conurbano sino de toda la provincia en general.
-¿Cómo reclutás futbolistas?
Derivaciones de otras instituciones de salud mental. También del boca a boca.
-¿Los pataduras tienen chances?
Claro. Es inclusivo y le buscamos la vuelta para que aprendan. Para que se integren y para que se superen y sientan victoriosos a base de esfuerzo y entrega.
-A la hora de fichar ¿qué criterios usás?
Como se trata de campeonatos formales el criterio es fichar a aquel deportista que demuestre responsabilidad y compromiso con el equipo. No es que llegan, entrenan un par de veces y van a la lista de buena fe.
Poco a poco los futbolistas iban llegando, ya que la nota comenzó 8:30 AM, y debían comenzar a las 9 hs. Aprovechamos para dialogar con ellos de manera informal.
El capitán Cristian Fretes, hombre con pinta bien de fútbolista, dotado de una amabilidad tan grande como su facilidad de palabra. Nos contaba que su misión en el campo es la de apoyar a sus compañeros y de darle para adelante cuando las cosas no van saliendo bien.
«No somos el Milan ni somos Carlitos Tévez», indicó y señaló al «9» y goleador del equipo «Pablito» (Pablo Bonfanti). «A veces se desanima un poco y le gritamos palabras de aliento».
Pablito es tímido, mira al piso más de una vez y nos cuenta con nostalgia que significa el fútbol para él.
«Me recuerda a mi papá», dice, y sus ojos brillan. Su padre falleció hace algún tiempo y según su relato era un futbolista empedernido, y en homenaje a él, decidió aprender a jugar y dedicarse, por fin, al deporte que más amaba su progenitor.
Poco a poco los muchachos fueron contando sus historias, sensaciones y lo que les generaba el formar parte de un equipo.
«Me gusta formar parte. El fútbol es un deporte de equipo y me gusta jugar con mis compañeros, armar estrategias y tratar de ganar», continuaba el capitán Cristian.
Los demás compañeros salieron de la timidez y comenzaron a contar de que manera les gustaba jugar a cada uno, y cómo encaraban los partidos en la cancha.
Afuera, bien lejos, más allá de la tribuna y de la avenida o terreno que los separe de la cancha quedan las angustias, las carencias afectivas, la discriminación, la marginación, las humillaciones. Durante el momento que van a entrenar y cuando van a jugar un partido, los muchachos son los más felices del mundo.
– ¿Qué precisan Adolfo?
Guantes de arquero, por ejemplo, pelotas…
-A ver detallá un poco
20 pares de vendas, 12 pares de canilleras, dos partes de guantes de arquero, dos buzos de arquero, 2 pantalones largos también de arquero.
-¿Con quién deben comunicarse?
42450882 es el teléfono de Libremente, también por Whatsapp (Adolfo Salerno López) al +54 9 11 3675-5620, por correo electrónico a adolfosalerno@yahoo.com.ar
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Marcelinho Witteczeck
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