La movilera que bailaba samba hizo delirar a la popular

Curitiba cumplía 300 años y yo estaba allí conmemorando el aniversario de mi amada ciudad. Como no podía ser mejor, se hizo una fiesta en el estadio del Coritiba, el «Alto da Gloria» y una movilera hizo un show sin querer (foto de archivo)

Siempre estoy recordando historias sobre la ciudad que me crié que es Montevideo, pero muy pocas veces, salvo durante el Mundial 2014, menciono a mi ciudad natal que es Curitiba.

La capital del estado de Paraná cumplía 300 años y había festejos por toda la ciudad; la Pedreira Paulo Leminski, el Jardím Botânico, la Ópera de Arame y el estadio Antonio Couto Pereira «Alto da Gloria», entre otros, estaban vestidos de fiesta y presentaban espectáculos conmemorativos.

Obviamente, elegí en ese 1993, ir al estadio del barrio Alto da Gloria para ver un partido entre la selección de Curitiba frente a la del Interior del estado de Paraná. Es decir que el equipo capitalino estaba integrado por jugadores del Coritiba, Atlético Paranaense y Paraná Clube, mientras que la del Interior por los demás equipos de la primera estadual.

Había un clima de fiesta tremendo y el estadio estaba repleto que no cabía un alma. Los hinchas del Coritiba nos agrupamos en la cabecera local, mientras que los atleticanos y paranistas fueron repartidos en otras partes de estadio.

Hubo números musicales y hasta fuegos artificiales. Esto, obviamente, no podía pasar inadvertido para ningún medio brasileño. Los móviles de la tv y radio estaban allí presentes.

De pronto, la hinchada del Coritiba comenzó a tocar samba en la tribuna; una movilera muy bonita; rubiona y con muy buenas piernas, estaba vestida con una blusa y una suerte de bermunda, muy aburrida esperando que la llamen al aire. De pronto, no pudo con su genio y se puso a bailar al ritmo de la música. Ella estaba en un rincón y creyó que por la ubicación en que se localizaba, nadie la podría ver, sin embargo desde nuestra cabecera la «pescamos» y comenzaron a llover ovaciones.

Durante un instante, la mujer de las noticias se puso seria y salió al aire por unos 3 minutos, luego volvió al ruedo, se puso más a la vista y volvió a bailar. Ahí la «torcida organizada», que no había entendido el motivo de la ovación, se dio cuenta y le entró a dar con todo a sus instrumentos, mientras la movilera bailaba sensualmente.

La gente de la tribuna le gritaba que subiera a bailar samba allí, pero otro fue más allá «te equivocaste de profesión», gritó entre sonrisas.

Un amigo que estaba a mi lado me dijo «Marcelinho, gritale algo en castellano»,  y grité…

Fin de la nota (jeje)

Marcelinho Witteczeck

@lostribuneros

 

 

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