AVELLANEDA, ARGENTINA — El rostro de la derrota de Racing no fue un gol en contra, sino la furia descontrolada de su entrenador. Gustavo Costas se convirtió en el gran protagonista de la noche en el Cilindro, donde su equipo perdió 2-1 ante Tigre. La expulsión del DT, tras gritarle «ladrón, ladrón» al árbitro Darío Herrera, se ha convertido en la postal de la profunda crisis que atraviesa el club.
El penal sancionado a favor de Tigre en el tramo final del partido desató el enojo de Costas. Su reacción, desmedida y captada por las cámaras, refleja la impotencia que se vive en el banco de suplentes de Racing. Un equipo que comenzó con un gol de Adrián Balboa pero que se desmoronó tras la expulsión de Franco Pardo y un final caótico.
La imagen de Costas, contenido por sus colaboradores, ilustra un ciclo que parece estar al borde de un quiebre. El técnico se ha ganado el apoyo de la hinchada por su pasión, pero sus constantes salidas de tono y las derrotas consecutivas (esta fue la tercera al hilo en la liga) están agotando la paciencia.
Mientras Racing se hunde en el malestar, el futuro de Costas se vuelve incierto. El equipo llega con dos derrotas consecutivas (en la Libertadores y en el torneo local) al crucial partido de vuelta contra Peñarol. La pregunta ahora es si el entrenador podrá mantener la calma y guiar a su equipo fuera de este momento crítico.