En Uruguay la gente de bien, sin importar lo colores de su camiseta, se tapa la cara de vergüenza, luego de enterarse que el jugador de fútbol Jorge Bava quede libre, tras golpear un policía en medio de la cancha ante 20.000 aficionados. El arquero de Nacional de Montevideo simplemente recibió una palmadita en el hombro (Foto crédito: Quenonino.com.uy)
Hace más de un año muchos orientales se llenaban la boca con la corrupción inglesa, luego que éstos casi manden al cadalso al uruguayo Luis Suárez por haberle dicho “Negro de m…” a un jugador francés en tierras británicas, mientras que a Terry, capitán de la selección “Pirata” casi lo premian por hacerle lo mismo a un jugador del QPR.
Uruguay tiene sus cositas y, sinceramente, nos asombramos al saber, luego de muchos argumentos y especulaciones, que el arquero Jorge Bava, quien ataja en un club grande, rico y popular, quedó libre tras agredir; nada menos que a un policía.
Nacional perdió con Peñarol, la bronca entre ambos clubes es impresionante, y el arquero no soportó un reproche del policía, entonces, este no tuvo mejor idea de pegarle un puñetazo en la cara y dejarlo noqueado en el medio del campo.
Oímos a veteranos periodistas uruguayos decir que esto es para darle unos cuantos meses en la cárcel; le pegó primero que todo a un funcionario policial en plena función y segundo agravante, su golpe generó alarma pública.
El poder, el dinero y las grandes influencias hicieron efecto y al arquero lo pusieron en “penitencia” hasta que los ánimos se calmen.
Luego de todo fue Jorge Bava el que agredió, porque si hubiera sido el arquero de Colón, Miramar Misiones o Uruguay Montevideo, seguramente, lo condenaban a muerte.
Un pibe por robar un celular en Uruguay podría terminar en la horca si es pobre, pero si es arquero de un club grande. “Pasa nada”.
En Argentina tenemos la imagen de Uruguay como un país correcto; los grandes medios se deshacen en elogios y siempre citan al vecino país charrúa como ejemplo. Sería bueno, que nuestro país sepa, y de primera mano, que en tierras orientales la corrupción y el predominio del poder económico sigue jugando un rol preponderante.
Paco Casal es una especie de Magnetto, el “capo” de Clarín; hay dirigentes de Nacional que son abogados y son tan hábiles que convertirían al mismo Bin Laden en un mártir.
@lostribuneros