La Primera D, la más pequeña división para clubes afiliados a la AFA, continúa con sus incoherencias, desorganización, cambios, contramarchas. Como el resto del fútbol argentino, pero en este caso peor, además afectando las frágiles condiciones laborales y futbolísticas en que se desempeñan los jugadores, que recordemos no son profesionales.
Para dar una idea del caos en que está envuelta, en la temporada pasada hubo 15 clubes, uno menos que la 2017/18, cuando Centro Español había sido desafiliado como último en los promedios de descenso pero fue reincorporado. Del último campeonato, con los ascensos de Argentino de Merlo y Real Pilar, más el ingreso desde la Primera C de Sportivo Barracas ahora son 14. Se pasó de torneo largo a corto, de corto a largo, ahora de nuevo este perimido sistema de Apertura y Clausura, donde los ganadores jugarán por el primer ascenso, lo mismo que en la B Metro y C. Y lo peor, no está definido el programa de encuentros a una semana de su inicio.
Mientras tanto, Argentino de Rosario trajo siete refuerzos y venció a un combinado de Newell’s 2 a 1. Yupanqui tuvo su amistoso ante Comunicaciones, Atlas sigue su pretemporada, Liniers quiere ascender tras perder con Real Pilar la segunda chance. Y aunque varios nuevos fueron habilitados para jugar, debieron librar una batalla legal contra la AFA recurriendo a Futbolistas Argentinos Agremiados, por lo que el reglamento de la AFA quedó sin efecto. Ah: este año, contrariamente al anterior, sí habrá un desafiliado, esa barbaridad que sólo en Argentina puede entenderse.
Sí, hoy juegan Boca y River, eso tapa todo. Que no lo tape. Hay mucha basura bajo la alfombra. Y no es de ahora.
Diego Martín Yamus.
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