Los hinchas comenzaron a levantarse, Bayern Munich se frota las manos, clima de guerra se está viviendo en el fútbol alemán. Pretenden eliminar la «Regla 50+1», y comenzó la controversia.
ProFans es una agrupación de hinchas y de barras de la Bundesliga. Éstos pusieron el grito en el cielo y advirtieron que «se avecina una tormenta en todo el país» si el fútbol profesional alemán permitiera que inversores externos se hicieran cargo de los clubes.
Directivos como Karl Heinz Rummenigge, presidente del Bayern Munich, busca junto a directivos de otros clubes, abolir a debilitar, en el peor de los casos, la «Regla 50+1», que permite que inversores no alemanes tomen el control mayoritario de los clubes.
Si bien esto es un proyecto, las agrupaciones ligadas al fútbol comenzaron a abrir el paraguas y ponerse en pie de guerra para que la idea no prospere.
Sin embargo, los vientos de cambio han acelerado. El jueves, el presidente del Bayern Munich Karl-Heinz Rummenigge renovó su apoyo a la abolición de «50 + 1» en una entrevista con la edición alemana de la revista GQ.
«Espero que el DFL libere a los clubes de esta regla», dijo el ex futbolista de 62 años de edad. «Cada club debería decidir por sí mismo si abren sus puertas a los inversores, cómo abren sus puertas o no».
Bayern Munich es el amo y señor de la Bundesliga con 26 trofeos contra apenas cinco de los Borussia Monchengladbach y Dortmund. Además, vive gracias a la millonada de dólares que mes a mes les inyectan sus tres grandes socios: Audi, Adidas y Allianz, dueños del 25 por ciento de las acciones. Cierto es que el control del club lo tienen los socios, porque ellos son el 75 por ciento de los votos a la hora de decidir, sin embargo, con esta abolición, las corporaciones tendrían el total dominio de la institución.
La controversia se da porque en Alemania hay, como sucede en España, una diferencia abrumadora entre los clubes más populares y los más modestos.
Bayern, que además recibe decenas de millones de dólares anuales por derechos televisivos y publicitarios, está encima de un pedestal. Si bien no son tan ricos como los bávaros, hay clubes con poderío económico como Bayer Leverkusen, apoyado por laboratorios Bayer; Wolfsburg, apoyado por Volkswagen o el Hoffenheim que vive gracias a un multimillonario que es fanático del club y que aporta de su bolsillo un dineral. Pero, la contracara es el modesto Hannover, que si bien tiene inversionistas, no son económicamente poderosos y son incapaces de invertir cifras siderales como las de sus adversarios.
El mayor temor es que el fútbol alemán, con grandes inyecciones de dinero, sea una fuente de negocios marketineros, vinculados, además, a modas y movidas políticas, capaces de hacer gigantes a un desconocido club de barrio y de poblar la Bundesliga con jugadores no alemanes, en detrimento del actual fútbol campeón del mundo.
Marina Buur para Tribunero.com
@lostribuneros