En 1982, Kuwait, emirato ubicado en pleno Golfo Pérsico, en Asia árabe, debutó en los Mundiales en España con un muy buen papel, igualando con Checoslovaquia, donde mereció ganar, y cayendo con la Francia de Platini y la fuerte Inglaterra. Después fue cayendo en la oscuridad hasta que en octubre de 2015, la FIFA lo suspendió de cualquier torneo por intromisión de su gobierno en el Comité Olímpico y la Federación nacional, prohibida por la entidad madre.
El 6 de diciembre pasado, gracias a que el Parlamento kuwaití enmendó las disposiciones, la FIFA levantó la suspensión y la selección azul contrató a Sergio Batista, de paso anterior por otro árabe, Bahrein, para afrontar la Copa del Golfo, tradicional campeonato regional. Kuwait volvió a jugar el 18 en un amistoso sin goles ante justamente los bahreiníes, y como Qatar declinó la organización de la Copa, la tomó y participó, pero con tan mal nivel que perdió dos partidos con Arabia Saudita y Omán y no pudo derrotar a Emiratos Arabes Unidos, terminando último en el Grupo A.
Muy lejos están los tiempos de Saad Al Houti, Abdul Al Buloushi, Faisal Al Dakhil (autor del primer gol en los Mundiales ante los checos) o el arquero Ahmed Al Tarabulsi, hacedores además del título continental, la Copa de Asia, en 1980. En este momento, Kuwait ocupa el puesto 189 en el ránking de la FIFA y por no haber jugado para Rusia 2018, deberá proyectarse hacia Qatar 2022.
Diego Martín Yamus
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