Protagonista de días y noches de gloria para su San Lorenzo de Almagro natal, aunque jugó para otros. Arquero excepcional con las manos y, también, con los pies, incluso con gol. Ganador, líder, caudillo. Así debía ser para el “santo” un hombre como Diego Sebastián Saja, que paseó su figura por medio mundo y con éxito.
Su arranque en la Primera azulgrana fue con suerte. Ya había sido campeón con la Argentina de José Pekerman en el Sudamericano Sub 20 de 1999 en nuestro país, pero despertó a las luces del fútbol un 1 de octubre de 2000, cuando en un encuentro ante Vélez Sarsfield el entonces titular Gustavo Campagnuolo fue expulsado por una falta fuera del área y el “Chino” ocupó su lugar. Ya en 2001, era suplente en el súper equipo de Manuel Pellegrini hasta que Campagnuolo se lesionó y el joven lo reemplazó para el decisivo encuentro de ese Torneo Clausura ante Estudiantes de La Plata, que podía ayudar a consagrar campeón a los de Boedo.
Saja le atajó un penal a Ernesto “Tecla” Farías con el partido 0-0 y San Lorenzo luego goleó 5 a 0, dando un enorme paso al título. Y siguieron las vueltas olímpicas con el triunfo en la Copa Mercosur 2001 sobre Flamengo, donde el 1 marcó uno de los tiros para el 4-3 por penales, y a fines de 2002 la primera Copa Sudamericana ante Atlético Nacional de Colombia.
Europa se interesó en un valor con esas cualidades y fue el Brescia italiano quien lo tuvo primero en 2003. Pero el arquero fue uno de esos tantos destacados que al irse se pierden. Deambuló por Rayo Vallecano y el Córdoba españoles, ambos con los que descendió y América de México hasta que en 2006 retornó a San Lorenzo de Almagro, ya sin tanto suceso.
Entonces volvió a emigrar primero a Gremio, con quien sufrió al Boca de Bianchi en la final de la Copa Libertadores, y desde 2008 al AEK de Grecia, donde duró más y contribuyó a alzar la Copa local en 2011. Un nuevo tiempo de gloria lo esperaba en Racing Club, y en sus cinco temporadas ganó en 2014 entre otras conquistas el famoso torneo de 30 clubes, dándole a la Academia una alegría tras 13 años.
Luego de la larga estadía en una mitad de Avellaneda, el arquero (que además pudo actuar para la Selección a principios de siglo) viajó a España para cerrar su exitosa vida, en 2016 en el Gimnastic Tarragona y en 2017 en el Zaragoza, donde colgó los botines.
Tiempo después pasó como tantos a entrenador y tuvo chance de hacerlo en 2018 en guaraní (Paraguay) y en Agropecuario Argentino de la Primera Nacional. Entre otros logros, fue nombrado guardameta del once ideal de América en 2012, y aparte de evitar goles los hizo, ya que marcó 20 en 625 partidos a lo largo de su carrera. Pero el recuerdo ganador que Sebastián Saja dejó es su título más importante. Para que en medio de tanta actualidad sea como fue siempre: decisivo e inolvidable.
Diego Martín Yamus.