En 2024 el Club Atlético Platense vivió su tarde más gloriosa en 120 años de vida al ser campeón de Argentina. Pero aquel 1-0 a Huracán y aquel imborrable gol de Mainero coronaron años de otros grandes equipos, logros y jugadores. Como lo fue Carlos Alejandro Alfaro Moreno, el rendidor delantero que, más allá de triunfar después en el país y el exterior, se hizo con sus goles un notable del calamar y hasta le dio un título ante Boca, aunque fuera tan chico como una Liguilla Clasificación.
El “Beto” o “Alfarito”, sus dos apodos más recordados, nació en 1964 y comenzó en la Primera del equipo de Vicente López en 1983, frente a Racing. Desde ese momento fue la carta más fuerte del modesto conjunto, siempre amenazado por el promedio del descenso, tanto que marcó 70 goles en 134 partidos. Tras un breve paso por Atlético Tucumán en 1986 para jugar el Torneo del Interior que llevaba al nuevo Nacional B, regresó a Platense para darle un par de grandes alegrías: salvarlo de bajar y una Liguilla para la Copa Libertadores. En 1987 el “marrón” debió desempatar con Temperley al igualar en el promedio de puntos y ganó 2 a 0, con un tanto del atacante. Y ni hablar cuando venció al Boca de José Pastoriza aquel minitorneo para acceder a la Liguilla de la temporada siguiente. Ambos libraron tres partidos ya que los dos primeros fueron empate 0-0 y 1-1, y en el tercero en cancha neutral de Ferro, Alfaro Moreno hizo los dos del 2-1 al xeneize, primero a pase del también grande Darío Scotto y el desnivel al aprovechar un choque entre el lateral Abramovich y el arquero Hugo Gatti. Así estuvo con su club en la siguiente competencia, donde hicieron un buen papel, pero fueron eliminados por Deportivo Español.
Mientras el joven brillaba en Platense, el técnico campeón del mundo Carlos Bilardo lo tuvo en cuenta para la selección que fue a los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988. Y Alfarito fue lo mejor de un pobre albiceleste, convirtiendo tres tantos en cuatro partidos para que Argentina alcanzara los cuartos de final, derrotado por Brasil. Enseguida tuvo su revancha cuando Independiente se fijó en sus cualidades y lo trajo para la 88/89, y el goleador respondió con 38 en 100 partidos y, junto a Ricardo Bochini y Mauricio Reggiardo, formó un trío que llevó al rojo al título y más tarde, a la final de la extinta Supercopa perdida con Boca por tiros desde el punto penal. Alfaro, que también jugó la Copa América en Brasil en 1989, fue galardonado con el tradicional Olimpia de Plata en fútbol al mejor del año.
Tras irse de Independiente, comenzó su vida extranjera, primero en España: el Espanyol en 1991 y el Palamós de segunda en 1992. Volvió a su patria y a su Independiente en 1993 y al año posterior, arrancó su fructífera carrera en Ecuador, al defender al Barcelona entre 1994 y 1997, ganando la Liga en 1995 y jugando dos Libertadores. Pasó a México para militar en el América y en el Atlante y luego en el pequeño Racing Ferrol de la tercera española. En 2000 cumplió su segundo ciclo en los de Guayaquil, donde se retiró en 2002. Como futbolista, porque más tarde creó una academia de juveniles con su nombre, fue presentador televisivo en la cadena RTS y dirigente del amarillo, primero vicepresidente y a partir de 2019 mandatario hasta 2023.
Un goleador de ésos de su época, Carlos Alfaro Moreno brilló de Argentina a España. Sin embargo, no muchos recuerdan sus festejos y sus logros. Como esa tarde que fue héroe para su Platense ante Boca.
Diego Martín Yamus.