La violencia nuevamente se adueñó de las tapas de los diarios y de los portales de noticias en América del Sur. Brasil fue testigo de la destrucción de la cabina del VAR apostada en la cancha del Gremio Porto Alegrense donde hinchas que saltaron al campo de juego la destrozaron. En Argentina hubo un hecho de sangre que indignó a la sociedad luego de que un entrenador reciba un impacto de bala en su hombro.
Un hecho lamentable se produjo en el partido entre el local Huracán de Las Heras y Ferro Carril Oeste de Pico por la tercera división del fútbol argentino «Federal A», cuando un grupo de barras del «Globito» se enfrentaron a tiros. Las balas perdidas llovieron en el estadio mientras jugaban el partido en que su equipo iba derrotando a los de Pico por 3-1. El público debió refugiarse, pero quien no tuvo esa chance fue el entrenador de la visita, Mauricio Romero, quien recibió un disparo de bala en su hombro. Está fuera de peligro. El equipo mendocino estaba en el umbral de la clasificación, sin embargo, está a poco de ser descalificado del torneo. Su presidente Rafael Giardini renunció a su cargo. Varios sospechosos ya fueron detenidos por la policía.
En Brasil el equipo de Grêmio está a un paso de perder la categoría, cuatro después de haber ganado su última Copa Libertadores. Iban perdiendo por la jornada 29 del Brasileirâo por 2-1 ante Palmeiras, en casa, cuando mediante el VAR el que sería el 2-2 fue anulado. El causante fue una rodilla adelantada. Esto no cayó bien en los hinchas del tricolor gaúcho, que tras el 3-1 en contra ingresaron al campo de juego y destrozaron la cabina del video abritraje. Grêmio deberá pagar una multa de unos 18 mil dólares, y además, perdería la localía por diez encuentros.