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El PSG se coronó campeón de la Intercontinental en una final que tuvo más polémica que fútbol, dejando al Flamengo con el corazón roto y a los brasileños gritando «robo» en todos los idiomas conocidos.
El París Saint-Germain se consagró campeón del mundo tras vencer 2-1 al Flamengo en los penales, luego de un empate 1-1 en 120 minutos de un tedio solo interrumpido por errores groseros y fallos arbitrales dignos de un torneo de barrio en Rayán.
La farsa comenzó con un gol de Khvicha Kvaratskhelia, quien aprovechó que Agustín Rossi despejó la pelota con la misma fuerza que un jubilado en una plaza, regalándole el liderato a los franceses ante la mirada atónita de los cariocas.
El empate llegó gracias a un penal «polémico» —eufemismo para decir que Marquinhos sopló a De Arrascaeta y el juez compró— que Jorginho cambió por gol, estirando una agonía que se mudó al desierto de Qatar sin pedir permiso.
«Fue un castigo cruel, una tragedia», lloraron los medios brasileños mientras veían cómo sus jugadores erraban cuatro penales, demostrando que la presión les pesa más que el oro que decora las tribunas del estadio Ahmad bin Ali.
Matvey Safonov, el arquero ruso que estaba ahí de casualidad, se vistió de héroe atajando cuatro remates y adelantándose en el penal a Pedro con la impunidad de quien sabe que el VAR en Qatar tiene la vista cansada.
En las redes sociales, el grito de «cómo roba el PSG» se volvió tendencia global, mientras las capturas del arquero casi en la línea del área chica durante las atajadas circulaban como prueba de un delito que nadie quiso juzgar.
«Safonov respondió en la noche más importante; fue la gran figura», escupió la prensa francesa, ignorando convenientemente que el título mundial de este PSG «post-Mbappé» tiene más olor a oficina que a césped.
El Saldo del Caos
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Campeón: PSG (57º título de su historia, ahora son ciudadanos del mundo).
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Subcampeón: Flamengo (vuelven a Brasil con las manos vacías y Rossi en la mira).
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La Figura: Matvey Safonov (el hombre que no conoce la línea de cal).
El PSG ahora vuelve a la Ligue 1 para seguir ganando sin despeinarse, mientras que el Flamengo deberá lamerse las heridas en el Brasileirão, intentando olvidar la noche en que un ruso y un VAR distraído les arruinaron el carnaval.
