Por nuestro corresponsal especial en la Bota (que ya no patea nada), «El Tano» Tatiano Tattica.
Milán. El templo de San Siro, alias «El Meazza» (por si a algún italiano le queda algo de orgullo que defender), fue testigo anoche de la enésima, vergonzosa y absolutamente predecible humillación de la selección italiana de fútbol. La previa era clara: necesitaban una goleada de antología, un milagro de esos que solo ocurren en películas con presupuestos absurdos, para meterse directos al Mundial. La misión, en efecto, era imposible, pero al menos se esperaba un triunfo de consuelo, un bálsamo de gelato para la herida de ir al repechaje…
¡Qué ingenuos! La ‘Azzurra’ no solo falló en la misión «imposible», sino que tropezó, se desmayó y terminó devorada por unos vikingos que jugaron con la calma de quien está pescando salmón en un fiordo. Noruega 4 – Italia 1. Sí, leyó bien. ¡Cuatro a uno! Y en casa.
El Canto del Cisne (y la risa de Haaland)
Italia, con esa costumbre tan suya de encender la vela solo para que se apague de golpe, empezó ganando. Francesco Esposito (minuto 11) anotó un gol que solo sirvió para crear la ilusión de que algo bueno podía pasar. Fue como darle un caramelo a un condenado antes de la ejecución.
Lo que vino después fue el guion de terror que toda Italia se temía. La segunda mitad fue una clase magistral de cómo no defender, cómo no atacar y, en general, cómo pasar del ‘calcio’ a la comedia barata.
Antonio Nusa (63′) empató el partido con esa frialdad nórdica que tanto desespera a los apasionados. Pero la verdadera masacre llegó de la mano de la bestia rubia, el ciborg del gol: Erling Haaland.
El noruego no se conformó con meter uno. Metió dos goles CONSECUTIVOS en un minuto (77′ y 78′). Un uno-dos que noqueó a la ya frágil moral italiana y dejó al Meazza tan silencioso como un museo a medianoche. Haaland, el hombre que vive para humillar récords y defensas, extendió su racha a 11 partidos marcando, y 21 goles en ese lapso. Un depredador de área que le hizo a la legendaria defensa italiana lo que un niño hace con un castillo de arena.
Para ponerle el moño al desastre, Jørgen Strand Larsen cerró la cuenta con el cuarto gol, haciendo que el 4-1 final pareciera una cortesía de los visitantes.
Ahora, al ‘Apocalipsis’ (Repechaje)
La derrota no solo fue un resultado, fue una declaración de ineptitud. Italia necesitaba ir al Repechaje para salvar el honor, pero terminará yendo quebrada, humillada y con miedo escénico.
Si el objetivo era levantar el semblante de cara a la Repesca, han conseguido exactamente lo contrario. Ahora, cada jugador italiano mirará la repetición del doblete de Haaland y sentirá un escalofrío que no le sacará ni el caffè más fuerte.
La misión imposible terminó en pesadilla de cuatro goles y la pregunta que flota en el aire de Milán es: si Noruega, con todo respeto, les mete cuatro, ¿qué les espera en la Repesca?
Auguri, ‘Azzurra’. Necesitan un milagro, pero, por favor, esta vez no empiecen ganando. Ya sabemos cómo termina esa historia.
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