Más allá de gustos futbolísticos, defensivos o creativos, que si ganaron de suerte o no, es indiscutible que Italia es un grande del mundo. Y del Mundial, por algo lo obtuvo cuatro veces, siendo el segundo mejor junto con Alemania detrás del pentacampeón Brasil. Pero este jueves la rica historia de la «squadra azzurra» No podrá olvidar una nueva humillación, al ser eliminada de la Copa por segunda vez seguida, para 2018 por Suecia pero ahora por un tal Macedonia del Norte, y frente a su gente, los viscerales «tifosi».
Pasa y ha pasado tantas veces que en la previa de cada Mundial un gigante se desploma. Pasó con Argentina para México 70, casi para Sudáfrica 2010. Pasó con Uruguay en los años 90 de Francescoli en su apogeo. Pero lo de los italianos es difícil de digerir. Es cierto que aquellos títulos del 34 y 38 guiados por Vittorio Pozzo fueron en otra época de la vida y el fútbol. O que los mmás cercanos de 1982 y 2006 fueron precedidos de circunstancias oscuras, las de las apuestas ilegales. Pero quién puede negar que, lindo o feo, el «calcio» es sinónimo de Mundial. Y ahora campeón de laEurocopa, y en Wembley ante Inglaterra. ¿Y ahora?
Un conjunto, el de Roberto Mancini, que sin grandes estrellas como en el pasado sí infundió y se ganó respeto de sus temibles rivales, parecía destinado a la revancha de aquella increíble caída ante los suecos en la repesca de 2017 y su marginación de la gran cita desde 1958, única vez que había quedado anclado en el puerto del torneo tras perder un desempate con Irlanda del Norte (sí, Irlanda del Norte). Sin embargo, su irregularidad y el andar de su vecino Suiza lo destronó del primer puesto de su grupo y lo mandó a un repechaje ante los ex yugoslavos que pintaba obtenido para ir a vérselas con Cristiano Ronaldo y Portugal. Ni siquiera pudo arribar a la final de la llave 3, dejando el camino libre a los lusos y quién dice, a los normacedonios.
Entonces, ni hizo falta esta fría mañana de marzo en la Argentina, tierra fecundada por la inmigración italiana, curiosear algún diario deportivo (ccaso La Gazzetta dello Sport) para ver la lluvia de críticas sobre el equipo y sus jugadores. Sólo nos ponemos a pensar en la historia y vemos tantas glorias azzurras ya en el cielo, como Paolo Rossi, Gaetano Scirea, Enzo Bearzot, los héroes del 82 que se atrevieron a eliminar a la Argentina de Maradona y al Brasil de Zico y su ballet en España. Al propio Pozzo, a los de la tragedia aérea de Superga en 1949 encabezados por Valentino Mazzola. O a glorias de otros deportes, como Enzo Ferrari, el hacedor de la gran escudería de Fórmula 1. Qué sentirán al ver a su Italia en este momento de crisis, de dolor deportivo, de no competir, de que cuando se realice el sorteo no habrá una voz en inglés nombrando a la península.
Pensando y recordando en voz alta, como estarán haciendo esas glorias y las que viven, la «nazionale» venía para colmo de dos fracasos estrepitosos en la vida del Mundial. Tras aquel triunfo ante la Francia de Zidane en Alemania 2006 por penales y su cuarta Copa, cayó en los dos siguientes en primera ronda con derrotas dolorosas. En Sudáfrica 2010 apenas le igualó a Nueva Zelanda con un tanto en offside de Vincenzo Iaquinta, y luego cuando tenía que vencer a Eslovaquia, perdió claro 3-2. Y Para Brasil 2014, con un plantel renovado, después de haber superado a Inglaterra en aquel Grupo «de la Muerte», fue batido por el humilde Costa Rica, y Uruguay lo sacó a nueve minutos del cierre cuando el cero lo clasificaba a octavos de final, gracias a un cabezazo de Diego Godín.
¿Y ahora? No ingresar al cada vez más exclusivo grupo del Mundial. Como se brommmmeó alguna vez, tendrá que esperar a la edición 2026 de México-Estados Unidos-Canadá, donde habrá 48 países. Tendrá que esperar un par de años hasta recomenzar su sueño de ser campeón. Aquel de aquellos tiempos de aquellas glorias. Italia afuera del Mundial. Parece chiste, pero es realidad. Una realidad mundial.
Diego Martín Yamus
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