Bucaramanga, Colombia – La alegría del título del Atlético Bucaramanga se vio empañada por un insólito episodio: Carlos Henao, uno de los jugadores del equipo, fue víctima del robo de su medalla de campeón mientras celebraba con sus compañeros y la afición en la propia ciudad de Bucaramanga.
Un homenaje empañado por la delincuencia
Tras la histórica victoria por penales ante Independiente Santa Fe en Bogotá, que le dio al Bucaramanga su primer título en la historia, la alcaldía de la ciudad decidió organizar un homenaje al equipo en su propia casa. Henao, figura clave en el triunfo, era uno de los protagonistas de la fiesta en el estadio Alfonso García de Bucaramanga.
Un acto de desfachatez ante las cámaras
En medio de la euforia y rodeado de eufóricos simpatizantes, mientras Henao hablaba con una periodista, un seguidor con total descaro le robó la medalla que le había sido entregada por la alcaldía como reconocimiento a su logro. El video del robo se viralizó rápidamente en las redes sociales, generando indignación entre la hinchada del Bucaramanga y aficionados al fútbol en general.
Las redes sociales se encienden y la justicia toma cartas en el asunto
Las autoridades locales se pusieron en marcha para identificar y capturar al responsable. Tras la enorme repercusión del caso, la madre del ladrón, avergonzada por el acto de su hijo, decidió entregarlo a la policía junto con la medalla robada. El joven, que ya había sido identificado en las redes sociales, deberá enfrentar cargos por hurto.
Henao recupera su medalla y la justicia sigue su curso
Henao, quien afortunadamente pudo recuperar su medalla, agradeció a las autoridades y a la hinchada por su apoyo en este momento tan particular. El jugador colombiano no solo se convirtió en héroe por su actuación en la final, sino que también demostró gran entereza al afrontar esta situación adversa.
Un final feliz para una historia amarga
A pesar del robo, el título del Atlético Bucaramanga quedará grabado en la historia del fútbol colombiano. Un título que se celebró con euforia en Bucaramanga, pero que también tuvo un sabor agridulce para uno de sus protagonistas.