Una audaz iniciativa proveniente de Brasil ha marcado un hito en la historia de los eventos deportivos. En Río de Janeiro, el hogar de equipos legendarios como Flamengo, Vasco da Gama y Botafogo, se ha presenciado un récord de público gracias a una idea revolucionaria. El fútbol en el gigante sudamericano está a punto de iniciar su primer semestre, comenzando en enero con los torneos regionales conocidos como «Estaduales». Sin embargo, esta vez, el Estado de Río de Janeiro ha desafiado las convenciones al llevar su emblemático «Campeonato Carioca» a otras regiones del país.
La propuesta es simple pero ambiciosa: equipos populares como Flamengo, Vasco da Gama y Botafogo se aventuran a jugar en seis estados diferentes de Brasil, atrayendo a una media impresionante de 23 mil aficionados por partido. En contraste, Fluminense ha decidido mantenerse en Río de Janeiro.
Rodolfo Landim, presidente del Flamengo, subraya la importancia de esta expansión: «Fue una experiencia excelente en términos de asistencia, recaudación y promoción del Campeonato Carioca. Esto lo convierte en un producto nacional. Siempre ha sido nacional, pero ahora con la presencia física de los clubes en diversas partes de Brasil».
Flamengo, el club más popular de Brasil, ha superado consistentemente un promedio de 30 mil espectadores cada vez que juega fuera del Estado de Río de Janeiro, mientras que su rival Vasco da Gama ha arrastrado a 18 mil personas por partido.
Desde una perspectiva económica, esta iniciativa ha sido un rotundo éxito. Las entradas se han vendido a precios equiparables a los de un torneo nacional, lo que ha permitido a los tres grandes de Río generar ingresos significativos. En contraste, si hubieran jugado exclusivamente en Río, probablemente habrían sufrido pérdidas, ya que los partidos con equipos de menor relevancia suelen atraer a muy pocos espectadores. La Federación de Fútbol de Río de Janeiro (FERJ) también ha visto un aumento considerable en sus ingresos gracias a esta estrategia innovadora.
Estados como Amazonas, en el corazón de la selva, y Pará, en el nordeste, así como la capital federal Brasilia y Espírito Santo, han sido testigos de emocionantes encuentros con estadios llenos. Estos partidos enfrentaron a los equipos populares contra conjuntos más débiles y menos conocidos del interior de Río de Janeiro, que normalmente atraerían entre 5 mil y 8 mil personas en la temporada regular.
Sin embargo, no todas las reacciones han sido positivas. La federación de fútbol de Pará ha expresado su malestar al sentirse invadida por la FERJ. Además de robarles la atención de su afición, los clubes cariocas han obligado a modificar el calendario de partidos local al ocupar el estadio más importante y desviar el interés del público, reduciendo así el entusiasmo por el fútbol local.
La fase regular de la «Copa Guanabara» llegará a su fin el próximo sábado, donde se determinará si Vasco da Gama o Botafogo logran clasificar entre los cuatro primeros equipos.