El Rojo le ganó a Lanús por 4-1, y de atrás, en Avellaneda y le puso mucha pimienta al Transición. El resultado fue mentiroso porque el equipo adversario terminó con 9 pero nada le quita mérito al triunfo de Independiente.
Télam. Independiente goleó por 4-1 a Lanús, que terminó con nueve por las expulsiones de Facundo Monteseirín y Maximiliano Velázquez, en Avellaneda, y se metió de lleno en la lucha por el título junto a River Plate, el líder, Racing Club, el escolta, y su rival de este lunes, a tres fechas del final del torneo de fútbol de Primera División.
Los goles del equipo que dirige Jorge Almirón, que hacía dos partidos que no ganaba, los anotaron Sebastián Penco (27m. PT), Daniel Montenegro (35m. PT), Juan Martín Lucero (43m. ST) y Víctor Cuesta (46m. ST); mientras que Silvio Romero (2m. PT) había puesto en ventaja al conjunto visitante, que sumó su segunda derrota consecutiva.
Independiente, con esta victoria, llegó a 30 puntos, la misma cantidad que Lanús, y quedó a tres de River, el líder, y a dos de Racing, el escolta.
Los dos equipos salieron a buscar el partido, más allá de los diferentes dibujos tácticos, y de ahí que dejaron muchos espacios en defensa, lo que derivó en un partido de ida y vuelta.
Lanús, con 4-3-3, golpeó de entrada con el gol de Romero (2m.) y hasta pudo haber marcado otros dos tantos, a través de Lautaro Acosta (9m.) y Diego González (13m.).
El equipo de Guillermo Barros Schelotto lució rápido, preciso y profundo en ese cuarto de hora inicial, aunque con el transcurrir de los minutos se desdibujó.
Independiente, con un 4-2-3-1, entró al campo «dormido», dio muchísimas ventajas en el fondo, pero nunca se resignó a no atacar.
Entonces con dos jugadas precisas revirtió el marcador con un cabezazo de Penco (27m.) y un derechazo de Montenegro (35m.).
El conjunto de Jorge Almirón capitalizó al máximo las desatenciones del fondo de Lanús, que repitió los errores que cometió el miércoles pasado ante Tigre (0-3), en Victoria, en los 45 minutos que restaban del partido que se había suspendido, por lluvia, el domingo 2 de noviembre, por la 14ta. fecha.
Y además su gente, con el 2-1 a favor, dio el veredicto al cantar «El rey de Copas no va nunca para atrás» para dejar en claro que no quería que su equipo «le regalase» los tres puntos a su adversario, más allá de que un triunfo propio le sirviera a Racing Club, su clásico rival, en la definición del torneo.
Después, Lanús pudo haberlo empatado con un tremendo disparo de Diego González (39m.) que encontró una estupenda respuesta de Diego Rodriguez.
La diferencia entre un equipo y otro estuvo en la contundencia, ya que los dos buscaron continuamente el arco rival y cometieron groseras fallas en defensa.
El segundo tiempo fue todo de Independiente, ya que entendió mejor el juego, ganó en solidez atrás y fue más profundo en ataque.
De hecho dispuso de las mejores chances de gol en los pies de Francisco Pizzini, Penco y Matías Pisano, con un Montenegro muy metido en el partido.
Lanús fue pura confusión: muy flojo atrás, perdido en la mitad de la cancha y nulo en ataque. Las expulsiones de Monteseirín (35m.) y Velázquez (39m.) fueron el reflejo del equipo de Guillermo Barros Schelotto, que demoró muchísimo en realizar los cambios.
Y sobre el final Independiente, con los goles de Lucero (43m.) y Cuesta (46m.), redondeó un triunfo notable que le permite soñar con el título, algo que parece estar cada vez más lejos de un Lanús apático y carente de temperamento y de fútbol.
Télam