Los médicos del equipo de Irán están en el centro de las críticas por no haber establecido el protocolo sobre conmociones; Alireza Beiranvand fue a cortar un centro levantado por el capitán inglés Harry Kane cuando chocó su rostro contra la mandíbula de su compañero de equipo el zaguero Majid Hosseini. Ensangrentado y casi inconsciente cayó tendido en el suelo del estadio Al Khalifa, siendo atendido por el cuerpo médico que aplicó curativos, ordenó el cambio de camiseta porque estaba ensangrentada y lo mandó a jugar.
14 minutos estuvo tendido en el campo de juego Beiranvand, mientras que su suplente hacía entrada en calor hasta que le dijeron que vuelva al banco de suplentes. Mientras tanto el arquero del popular Persépolis de Teherán, volvía a poner el juego la pelota.
El gigante de 1.94 de estatura, con pasado en el fútbol portugués y belga, daba claras señales de no estar mentalmente bien. La televisión lo captaba donde mostraba no sostener bien su equilibrio ni daba señales de estar sobrio para el encuentro ante Inglaterra por el Grupo B.
Finalmente, minutos después se arrojó a piso y pidió ayuda. El árbitro rápidamente ordenó el cambio y su sucero Hossein Hosseini finalmente lo reemplazó.
Mientras que Inglaterra se despachó con media docena de goles sobre los persas y el arquero se perderá el resto del mundial.
En tanto analistas del prestigioso diario inglés Daily Mail atendieron con dureza al técnico portugués del equipo persa, Carlos Queiroz, y al médico por obedecer y no sacar al futbolista sabiendo que tuvo una conmoción.
«Los procedimientos de conmoción cerebral en el fútbol son una vergüenza», dijo Chris Sutton, columnista de Daily Mail.
Mientras tanto en Argentina la médica del equipo femenino del Deportivo Español, Carolina Scaccia, se preguntó si esto se trató de ‘negligencia o impericia».
«No solo no hicieron un solo protocolo neurológico, ni siquiera un MILS. Sino que seguió jugando», enfatizó la galena. «¿Es necesario exponer tanto la salud de un jugador? Sin palabras…», expresó Scaccia.