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Parece cuento de hadas, es pesadilla seguro, al menos para gran parte del fútbol argentino. Este martes nada menos que el gigante Boca Juniors fue eliminado en la primera ronda previa de la Copa Libertadores, sí, la misma que ganó seis veces y busca afanosamente siete. Fue en su mítica Bombonera, por tiros desde el punto penal y con un tal Alianza Lima de Perú, que por más nombre que tenga en Sudamérica no llega a las rodillas del xeneize. Pero por varios factores que vienen de larga data, es un resultado previsible. Equipo mediocre, rendimientos desparejos en los torneos que juega, un entrenador (Fernando Gago) que demostró ineptitud. Y más ineptitud, más grave, el presidente Juan Román Riquelme, que es otro ejemplo de que con apellido no se puede hacer cualquier cosa en un club tan grande.
Boca, que había perdido 0-1 en la capital peruana, ganó 2-1 en su cancha con mucho esfuerzo, pero pereció en la orilla tras mucho nadar: 4-5 en los arcaicos penales. Mas no es el enorme fracaso de anoche, histórico para las estadísticas, irse tan rápido de semejante cita. El fracaso es en realidad una mancha más en un club tan grande venido a menos, hoy del montón, hoy fácilmente ganable. El fracaso es gastar dinero en refuerzos cuando hay (o había) un proyecto en juveniles. El fracaso es que el glorioso azul y oro venga fallando penosamente en cada certamen internacional, cuando antes su sola presencia asustaba a sus rivales. Y en el encuentro de ayer, el fracaso se reflejó en el absurdo de Gago de reemplazar al arquero titular Agustín Marchesín (que costó su plata) por Leandro Brey, el ataja penales de aquel partido de Copa Argentina ante Gimnasia, creyendo que así aseguraba lo poco seguro.
Y El popular Alianza peruano termina llevándose un premio exagerado pero merecido, yendo a verse con Deportes Iquique en la próxima fase de la tremenda competencia. Boca lo verá por Tribunero.com, tanto ésta como la Sudamericana, a la que tampoco pudo acceder. ¿Qué hacer ahora con toda su mal hecha apuesta hasta el Mundial de Clubes en junio? Y, apostar a la mediocre Liga local, a la mediocre Copa Argentina. En realidad, debería apostar a tener una conducción acorde a su historia. Porque con cambiar al arquero para los penales no se llega a la gloria.
Diego Martín Yamus.
