Se acerca cada día que pasa una nueva Copa del Mundo, hoy en Qatar. El Mundial, ése que de ser un evento más casi sin repercusión pasó a ser más que un campeonato de fútbol, casi cada país juega suorgullo. . Es por eso que asimismo, cada edición ha dejado historias de las grandes, pero también esas que más allá de su tamaño merecen recordarse. Historietas, como los cuentos de niños, que empezaron como el mismo juego aquella tarde de 1930 en Uruguay.
Ya conocemos que la FIFA deseaba hacer un torneo entre países y que el suelo oriental fue, después de mucho lío, elegido como sede de la primera Copa. Pero tal vez pocos sepan cuándo comenzó el Mundial exactamente. Es que el programa de partidos juntó dos para la inauguración, porque ese 13 de julio a las 15 horas se estipuló que Francia y México jugarían por el Grupo A y Estados Unidos-Bélgica por el D.
Como el gran estadio Centenario (construido para la ocasión) no estaba totalmente listo, se decidieron usar el viejo campo de Peñarol, el Pocitos, y el de su eterno rival Nacional, el Parque Central. Pero fue Pocitos que tuvo el privilegio de ver el primer gol de la historia, marcado por el francés Lucien Laurent a los 19 minutos, primero de una goleada 4 a 1 que incluiría a Langiller (40′) y Maschinot (43′ y 87′) como autores, descontando Carreño a los 69′ para los aztecas, ante algo más de 4000 personas. Mientras, en el Central, dirigido por el argentino Bartolomé Macías, Estados Unidos abría a los 40 minutos su 3-0 sobre los belgas por medio de McGhee, que aumentó a los 45, y Patenaude completó el asunto a los 88 para los estadounidenses, que serían semifinalistas.
Así, de curiosa forma simultánea, el Mundial arrancó su leyenda. Ya habría otras muchas curiosidades, muchas más historietas en su enorme historia.
Diego Martín Yamus
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