Historietas de Mundial: el barco trajo a los europeos a Uruguay 30

Fue toda una novela, dura, inesperada, la participación de los países europeos para aquel primer Mundial de la historia, Uruguay 1930. El pequeño vecino rioplatense había asumido el peso de ser sede de un evento aún en pañales. Pero los del Viejo Continente veían al cálido, amigable suelo oriental como otro planeta. Así varios se retiraron de su candidatura, como Italia, que gritó que el viaje en barco dos meses a Montevideo (sí, en barco) era muy difícil de costear.

Uruguay se había abierto de par en par para recibir a todos, ofreciendo hasta pagar sus gastos de hospedaje. Pero los europeos lo seguían viendo (como fue en los previos Juegos Olímpicos de París 24 y Amsterdam 28( como una rareza, casi con una falsa sonrisa. Así nadie quería viajar hasta la otra orilla del Río de la Plata, aunque hubiera avión moderno.

Debió ser Jules Rimet, el presidente de la naciente FIFA y creador de la gran cita, el que tomara cartas en el asunto. El francés empezó por intentar convencer a los suyos de la magnitud del torneo, pero los clubes no querían ceder a sus jugadores. Rimet habló con cada dirigente y hasta con futbolistas personalmente y logró que su equipo aceptara el convite. Mientras tanto, Rumania fue seducido por la propuesta del rey Carol I de armar él el plantel mundialista. Se les unieron, no de muy buena gana, Yugoslavia (barrido por la celeste en París 24 7 a 0) y Bélgica. Excepto los franceses, los otros tres prácticamente no tenían el peso para competir en tal acontecimiento, pero fueron igual.

¿Y cómo fueron hasta el puerto montevideano? De la misma forma que Italia y otros despreciaron: en barco. En efecto, el «Conte Verde» trajo a las cuatro delegaciones pocos días antes del comienzo. Pero no fue un viaje de placer de allá de Europa, sino que los jugadores se entrenaban haciendo sesiones de gimnasia en la cubierta del barco, entre las sillas y reposeras de los pasajeros que se asoleaban. Esa fue la preparación para jugar la primera Copa del Mundo, que si la comparáramos con la actual suena a chiste.

Muy mal no les fue. Los franceses marcaron el primer gol de la historia ante México y le dieron batalla a Argentina y Chile. Rumania batió claro a Perú, aunque Uruguay luego los barrió. Y los yugoslavos vencieron a Brasil y arrancaron la semifinal arriba ante la celeste, que después los vapuleó 6 a 1. Sólo los belgas mostraron muy bajo nivel perdiendo sus dos encuentros sin un gol a favor.

No era aquel Uruguay 30 el lugar de los europeos, queda claro. Fue un boicot que molestó a los uruguuayos, que se ausentaron en las siguientes ediciones (Italia 34 y Francia 38) por esa razón entre otras. Ciertamente tampoco fue un Mundial con cinco continentes ni cosa parecida. Y eso que lo salvó un barco.

Diego Martín Yamus
diegoanita@hotmail.com.ar

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