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Tras sus dos títulos en el comienzo de la historia mundialista en 1930 y 1950, Uruguay había caído en la mediocridad a pesar de sus glorias de Copa Libertadores de los 60. Para México 70, los de Juan Hohber querían volver a reflotar esa mística charrúa con un por fin buen resultado.
Pero el comienzo no era alentador. Compartiendo el Grupo 2 con Italia, Suecia e Israel, sólo venció a los de Medio Oriente, igualó paupérrima ante la azzurra y perdió por un gol ante los suecos, lo que le alcanzó para estar nuevamente entre los ocho, como había sido 16 años antes en Suiza.
Y el escollo ese 14 de junio en el estadio Azteca era la temible Unión Soviética. Pero la celeste sacó pecho, aunque para ganar necesitó una mano del asistente inglés Bobby Davidson. A tres minutos de terminar la prórroga con el cero clavado, Luis Cubilla corrió una pelota que pareció salir de la cancha. Mandó un centro y el ingresado tres antes Espárrago decretó de cabeza el triunfo. Los soviéticos protestaron, pero no hubo más. Y aún sin su astro Pedro Rocha, la generación dorada de los celestes se volvía a hacer la fama. Eso sí, no había que dormirse.
Diego Martín Yamus.
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