Tribunero.com Portal futbolero
Tras el impacto de su debut con 17 años ante la Unión Soviética, Pelé había conducido a Brasil hasta la final del Mundial de Suecia, primero con su gol número 1 a Gales para pasar una complicada barrera de cuartos de final, y luego con nada menos que un triplete para golear a Francia 5 a 2 y arribar a su segunda decisión, ocho años después del Maracanazo. Y a pesar de su gran campaña, su rival, el dueño de casa, no parecía de cuidado, más luego de la eficacia de los de Vicente Feola.
Sin embargo, esa desapacible tarde en el Rasunda Stadion de Estocolmo arrancó mal para el gran aspirante. El buen delantero del Milan Nils Liedholm marcó a los cuatro minutos en entrada profunda. El medio Zito consoló a Pelé: “Calma garoto, aún faltan 86 minutos y vamos a ser campeones del mundo”. Y el deseo de Zito estaba bien fundado. Aparte de Pelé estaba Garrincha, el otro surgente crack. Dos desbordes suyos fueron centros picantes que Vavá aprovechó para empujar el balón a la red.
De ahí en adelante todo fue verdeamarillo, desde ya con Pelé como protagonista principal. Tanto que a los cinco del segundo tiempo fue el diez quien hizo un gol de antología: dos sombreros, bajada con el pecho y sin que la pelota toque el suelo remate duro a las redes. Ante un atónito Suecia, Zagallo realizó el cuarto tras varios rebotes a los 68. El digno local alcanzó a descontar a los 80 por Sinonsson. Pero faltaba el detalle de cierre para la espectacular tarea brasileña. Y fue quién: Pelé, que sobre el minuto 90 saltó muy alto para de cabeza ganarle al arquero Svensson y marcar el reiterado 5 a 2 que parecía irreal. Pero fue real. Porque ese 1958, aquel Brasil y aquel Pelé hicieron todos sus sueños reales.
Diego Martín Yamus
diegoanita@hotmail.com.ar
